La Guerra de Angola

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La colaboración Cubana en la Guerra de Angola: decisión propia u ordenes de Moscú.

Introducción:

Los enemigos del proceso revolucionario cubano, han proclamado que Cuba fue satélite de la desaparecida Unión Soviética durante la Guerra de Angola, quizás para propiciar conflictos entre ambas partes, o llamar a la desconfianza entre uno y otro, olvidando que siempre primó una amistad inquebrantable. Resulta entonces ingrato no decir que existieron “tensiones”, fundamentalmente, en el ámbito militar y político, particularmente durante la Guerra de Angola y, el mandato del Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, PCUS, Mijaíl Gorbachov, donde muchas veces las decisiones, contra toda lógica, traían duros dolores de cabeza a los estrategas militares cubanos. Hubo discrepancias fuertes en la “Crisis de Octubre”, cuando el entonces Secretario General del PCUS, Nikita Kruchov, sin contar con la contraparte cubana, decidió la salida de los misiles estratégicos de nuestro país, en un pacto, tras bambalinas, con el entonces presidente de los Estados Unidos John F Kennedy. O cuando otro Secretario General, Yuri Andropov, el día 29 de diciembre de 1982, dijo en Moscú, al Segundo Secretario del Partido Comunista de Cuba y ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, General de Ejército Raúl Castro Ruz, que la URSS, no intervendría en una agresión de Estados Unidos contra Cuba. Veamos que dice Raúl, en una entrevista con Mario Vázquez Raña para el periódico El Sol de México: “Ante la agresividad de la administración de Reagan hacia Cuba desde sus primeras semanas de gobierno, el objetivo de nuestra visita a Moscú era plantearle a la dirección soviética la opinión nuestra acerca de la urgencia de desarrollar acciones políticas y diplomáticas extraordinarias que lograran el propósito de frenar las renovadas intenciones yanquis de golpear militarmente a Cuba.” “(…) sugerimos nosotros podría consistir en un planteamiento oficial soviético a Estados Unidos de que “una agresión a Cuba no sería tolerada por la URSS” y exigir a Washington el estricto cumplimiento del compromiso de no atacar a Cuba…Dije que todo esto podía ser calzado con gestos que mostraran el mayor estrechamiento de los lazos políticos y militares entre Cuba y la URSS” “La respuesta del máximo dirigente soviético fue tajante:”(…) en caso de agresión norteamericana a Cuba, nosotros no podemos combatir en Cuba, porque ustedes están a 11 000 kilómetros de nosotros, y agregó: “¿Vamos a ir allá para que nos partan la cara?” “La parte soviética nos hizo saber que no estaba en disposición de plantearle a Estados Unidos ningún tipo de advertencia con relación a Cuba, ni siquiera recordar a Washington el compromiso de Kennedy de octubre de 1962, el cual siempre era puesto en duda por cada nueva administración yanqui.” Discrepancias claro que hubo, en cualquier matrimonio bien llevado las hay. Pero realmente ¿cumplíamos ordenes de los soviéticos?, ¿consultábamos cada paso a dar? ¿Fuimos satélites y serviles cumplidores de sus órdenes? Claro que no. Cuba siempre habló y actuó con voz y personalidad propia, impregnada de un espíritu indómito que siempre la caracterizó. En el caso de la colaboración, Cuba fue a Angola de hermana, no de colonizadora. Cuba fue a colaborar con todos los que defendían la causa justa de ese pueblo, incluidos los soviéticos. Cuba fue y regó con la sangre de sus hijos, las heroicas victorias militares que nada ni nadie puede empañar.

Comienza la colaboración cubana a Angola La historia de la colaboración cubana con Angola, comenzó por solicitud del Doctor Antonio Agosthino Neto, a mediados de diciembre de 1974, a los compañeros Carlos Calero, funcionario del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, PCC, y Alfonso Pérez Morales, Pina, oficial de la 10ma Dirección de las FAR encargada de la ayuda a los Movimientos de Liberación Nacionales. En mayo de 1975, por intermedio del entonces comandante cubano Flavio Bravo Pardo, en Brazzaville, República del Congo, Neto solicitó nuevamente ayuda al gobierno cubano, esta vez para transportar un cargamento de armas, y le consultó la posibilidad de una asistencia más amplia y especifica. Aunque desde mucho antes, a principios de la década de los 60 del pasado siglo, tras la estancia del comandante Ernesto Guevara, Che, en el África, debido a su participación en la guerrilla del Congo, se había abierto la posibilidad colaborativa entre la Revolución cubana y el Movimiento Popular para la Liberación de Angola, MPLA, tras las conversaciones entre Neto y el Che, en Brazzaville. En consecuencia, a la solicitud del MPLA, el Alto Mando Político-Militar cubano, encomendó al Primer comandante, Raúl Díaz-Argüelles García, jefe de la 10ma Dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, la tarea de indagar sobre el terreno, las posibilidades reales de esa asistencia. Con la orden parten a Luanda, los primeros comandantes Díaz-Argüelles, como jefe del grupo; Carlos Fernández Gondín, Víctor Eurídice Chueg Colas; capitán de corbeta Carlos Manuel Méndez Fraga; para los asuntos de la marina y el mayor Frank Yanes, por la Dirección de Inteligencia Militar, además de otros especialistas. El presidente del MPLA, fue entonces más preciso, y solicitó él envió de un grupo de asesores, con el objetivo de fundar y dirigir cuatro Centros de Instrucción Revolucionaria, en las zonas de N´dalatando, Saurimo, Benguela y Cabinda. Bastaba un conocimiento superficial de la realidad angolana para intuir que el pedido de Agosthino Neto, era típico de su modestia. El MPLA, fundado en 1956, era el movimiento armado revolucionario más antiguo de Angola, y aunque estaba implantando una base popular muy vasta, con un programa social político y económico acorde a la realidad del país, era, sin embargo, el de una situación militar menos ventajosa. Es en esta etapa y no en otra es que interviene Cuba. Luego que el Primer comandante Díaz-Argüelles, se reuniera con el presidente Agustino Neto los días 3, 8 y 21 de agosto de 1975, y acordarán la creación de los Centros de Instrucción Revolucionaria, CIR, donde prepararían hasta 50 batallones de las FAPLA. Los centros empezaron a funcionar a partir el 11 de octubre, con la llegada de los 480 instructores que los atenderían, cifras que triplicaban la petición del MPLA. Los cubanos llevaron para entregar a las FAPLA, una donación de más de 10 mil uniformes, 12.000 fusiles semiautomáticos checoslovacos M-52 y algunas vituallas de boca. Los instructores llegaron armados con fusiles automáticos AK y lanzacohetes antitanque RPG-2. Contaban con las ametralladoras antiaéreas ZPU-4 de 14,5 mm o “Cuatro Bocas”, que se podían poner a tiro terrestre. La artillería era de morteros de 82 y 120 milímetros; cañones de 76 mm y B-10, los lanzacohetes reactivos GRAD-1P y los obuses de 122 mm. Para la fecha de la llegada de los primeros internacionalistas cubanos, hacía siete meses, desde el 25 de marzo, que tropas regulares de Zaire, habían entrado en Angola y proclamado en Carmona, actual Uige, un “Gobierno” presidido por Holden Roberto, máximo dirigente del Frente Nacional de Liberación de Angola, FNLA y de su brazo armado el Ejército de Liberación Nacional. Los vínculos de Holden Roberto con la Agencia Central de Inteligencia, CIA, eran ampliamente conocidos. Mientras el 5 de agosto del propio 1975, tropas regulares de Suráfrica, a través del ocupado territorio de Namibia, habían violado la frontera meridional de Angola, con el ilegítimo pretexto de proteger las represas del Complejo Hidroeléctrico de Ruacana-Calueque. Para esa época, aún permanecía en Angola la comisión de Alto Nivel de las FAR, presidida por Díaz-Argüelles, que partió para Cuba en la noche del 21 de agosto, vía Madrid, España. Pero, el 14 de octubre de 1975, las tropas sudafricanas se deciden a invadir Angola con unas 150 tanquetas AML-90, artillería y fuerzas regulares de su infantería. Eran apoyados por mercenarios de la UNITA y del fascista Ejército de Liberación Portugués. La Columna Zulu, que así se denominó, venía en ayuda de sus instructores, que el día 5 se habían enfrentado a las FAPLA, y dado el poco entrenamiento de las últimas, las bien equipadas fuerzas sudafricanas avanzaban hasta 60 kilómetros por día. La Operación Savannah o Sabana del Desierto sudafricana, tenía como objetivo la ocupación de Luanda, capital de Angola y formar un gobierno títere con Jonás Savimbi como “presidente”. El 20 tomó Rocadas, el 24 Sá da Bandeira, el puerto de Moçâmedes el 28 donde las tropas y la corbeta portuguesa evacuaron la ciudad sin combatir. El 2 de noviembre los sudafricanos y los cubanos se encuentran por primera vez. Unos 35 instructores cubanos junto a tropas de la FAPLA intentaron detener a la Columna Zulu. La superioridad en medios y efectivos de los sudafricanos rompió la resistencia revolucionaria haciéndola retroceder. Poco después cayó Benguela y el 7 Lobito. El camino a Luanda parecía expedito. Cuba decidió entonces enviar tropas a solicitud del MPLA. El 7 de noviembre un Batallón de Tropas Especiales del MININT y el 1er Regimiento de artillería partieron hacia Angola, pero en el caso de los segundos demorarían unos 16 días en llegar, la travesía fue en barco. Las Tropas Especiales se dirigieron al sur, a enfrentar a la Zulu. Ubicaron sus defensas en la orilla del río Queve volando el puente que lo cruzaba. Los sudafricanos habían partido de Lobito hacia Novo Redondo el 10 de noviembre. El 11 cayeron en una emboscada de los instructores cubanos del CIR de Benguela donde perdieron dos blindados y 18 hombres, deteniéndolos durante unas horas. El día 12 las FAPLA y los cubanos paralizaron a la columna, pero el 13 está logró ocupar Novo Redondo y marcharon hacia Porto Amboim. Al chocar con la fuerte resistencia cubana en el río Queve se desvió hacia el este buscando otra ruta hacia Luanda. El Comandante Díaz-Argüelles estableció la línea defensiva Porto Amboim-Gabela-Quibala con unos pocos cientos de cubanos y 400 FAPLA. Los sudafricanos estaban asombrados por la fortaleza de los cubanos sobrestimando sus fuerzas por lo que pidieron nuevos refuerzos a Sudáfrica. En un intento por burlar a los cubanos los refuerzos sudafricanos, en la denominada Columna Foxbat, ocupó la ciudad de Cela y tomó un camino que se dirigía hacia el noroeste, a Gabela y de allí atacar a Quibala. Díaz Argüelles entendió la maniobra enemiga y los emboscó en el río Ebo. Los setenta cubanos contaban con 4 de las seis piezas de BM-21; las otras salieron en la ofensiva hacia el norte -se habían estrenado en Quifangondo el día 10- lanzacohetes antitanque RPG-2 y un grupo de infantería de las FAPLA. En la columna sudafricana iban primero los blindados, luego los camiones con la infantería y por último la artillería. El 23 de noviembre, por la mañana, llegó la columna hasta el puente sobre río Mabassa comenzando el combate. A las 16:00 horas, cuatro de la tarde, se retiraron los sudafricanos con 90 muertos y ocho blindados destruidos. Días antes, los instructores del CIR de N´Dalatando ante el avance del enemigo, se ven precisado a formar unidades de combate con los bisoños reclutas, y enfrentar la invasión por el norte, que tenía un solo objetivo, apoderarse de Luanda antes del 11 de noviembre, para así frustrar la independencia y proclamar un gobierno títere encabezado por Holden Roberto, con el auspicio de su cuñado Mobutu Sese Seco. Para el 10 de ese mes, por el norte, el enemigo se encontraba a sólo 23 kilómetros de la capital angolana, mientras por el sur, a unos 63 kilómetros. No había otra que defender Luanda a toda costa. Quifangondo fue el bastión. En Cuba, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista, acuerda, tras una larga y agotadora reunión el día 4 y parte de la madrugada del día 5, en el Laguito, comenzar una operación de ayuda a gran escala, que llevaría el nombre codificado de “Operación Carlota” “Era una decisión de consecuencias irreversibles, y un problema demasiado grande y complejo para resolverlo en 24 horas. En todo caso, la dirección del Partido Comunista de Cuba, no tuvo más de 24 horas para decidir y decidió sin vacilar(…) Al contrario de lo que tanto se ha dicho, fue un acto independiente y soberano de Cuba y fue después y no antes de decidirlo que se hizo la notificación correspondiente a la Unión Soviética.” Aquí, García Márquez comienza a romper el nudo gordiano de la desinformación y la disidía. Fidel le había entregado todos los datos para escribir el reportaje, por tanto, no hay ambigüedad alguna. Comienza el desmontaje de que Cuba había partido a Angola a solicitud de los soviéticos, que casi se enteran de la decisión cubana, prácticamente cuando ya estaba en Quifangondo la 1ra compañía de Tropas Especiales del Ministerio del Interior, MININT.

Comienzan los ataques contra la colaboración cubana. Nos llaman Satélites de la URSS.

Analistas, “expertos en la Guerra de Angola”, han tratado de demostrar, sin lograrlo, que Cuba acudió al llamado de Neto y el MPLA, sólo cumpliendo órdenes de la antigua Unión Soviética, y no es así, jamás lo fue en la historia de la colaboración con ese hermano país. Ni en los perores momentos, Cuito Cuanavale, cuando Cuba se vio impelida a reforzar sus medios y efectivos militares en el sureste de Angola, sucedió tal cosa. Como ya dijimos, Carlota se inició con él envió inmediato de un batallón de Tropas Especiales del Ministerio de Interior, reforzado con artillería de las FAR, y estaba compuesto por 650 hombres, que fueron transportado en desvencijados aviones Britanias en una maniobra que duro unos 13 días para su traslado a Angola, además por vía marítima, desde el 7 de ese mes viajaban rumbo a Angola el 1er Regimiento de Artillería de las FAR. El día 9 en la tarde noche, llegó a Luanda y parten en zafarrancho de combate rumbo a Quifangondo, donde se debatía la independencia del país, la primera compañía del Batallón de Tropas Especiales bajo el mando del comandante René Hernández Gatorno, pero no participó en el combate decisivo del día 10, pues se dispuso, que formara el segundo escalón de defensa, en el villorrio de Cacuaco, unos 15 kilómetros de la capital. A la mañana del 11 de noviembre, esta fuerza cubana, partió a reforzar el Frente Sur, donde se libraban encarnizados combates en la región de Ebo. Dos días antes, el 7, habían arribado al país los 20 integrantes de la dotación de una batería de BM-21, cuyos medios llegaron procedentes de Cuba a bordo del carguero “La Plata”, y, que a la postre resultara decisiva en la victoria sobre el enemigo en el combate del día 10. Esto pone en desmentido el artículo de Miguel Klen, publicado en la revista argentina Defensa Nacional, con el título, “Las Manipulaciones en la reciente historia” en el mes de abril de 1997, donde afirmaba:

“(…)que la Operación Carlota, comenzó a gestarse mucho antes de que las Fuerzas surafricanas penetraran en territorio angolano, pues en ese momento los buques que transportaban las tropas cubanas ya se encontraban necesariamente en el océano Atlántico”. Por esa razón, dice Klen en su artículo: “podemos decir de forma clara que el inicio de la Operación Carlota es muy anterior a la expedición surafricana”.

El articulista, refiere, además: “Con posterioridad a los hechos, los testigos históricos han establecido que en el momento de la intervención surafricana ya existían 2.000 “consejeros” -léase asesores- cubanos en la capital angolana. En efecto, estos soldados de Fidel Castro, precursores en el tiempo, habían alcanzado la nación atormentada de África Austral a principios del año 1975”. Burda la manipulación de Klen, pues los instructores cubanos llegaron a Angola a mediados de octubre de 1975, y sus efectivos eran exactamente 480 hombres, contando la jefatura de la Misión Militar Cubana en Angola. Recuérdese que, en agosto del 75, Argüelles permanecía junto a sus compañeros de la “Comisión Exploratoria” en Luanda, por tanto, aún no existía en la futura República Popular de Angola y ningún cubano colaborando con las FAPLA o el MPLA. Mientras que los barcos que transitaban por el Atlántico, comenzaron a salir de Cuba con hombres y medios, apenas unos dos días después del 5 de noviembre, es decir el 7, con excepción, del Regimiento de Artillería, que partió por vía marítima el propio día 5. Para finales del mes de marzo de 1976, por el norte, el enemigo había sido obligado a volver grupas hacia Zaire, mientras que, por el Sur, el día 27 de ese propio mes, las tropas de Suráfrica se vieron forzadas a cruzar la frontera meridional con Namibia. Entonces según cronograma, las tropas cubanas comenzarían a retornar a su país, paulatinamente, pero en Angola permanecerían cuantos combatientes fueran necesarios y por el tiempo indispensable para organizar un ejército moderno y fuerte, capaz de garantizar en el futuro la seguridad interna y la independencia del país sin ayuda externa. Así comenzó la más grande e importante colaboración militar cubana con pueblo alguno, que se extendió durante cerca de 16 años, cuando a punta de plomo lograron la paz de Angola, la aplicación de la Resolución 435, para la Independencia de Namibia y se logró, además, desmantelar el oprobioso régimen del Apartheid. Para finales del año 1987, nuevamente el régimen racista de Suráfrica, invade descaradamente la República Popular de Angola. Cientos de carros blindados y abundante artillería terrestre y antiaérea, y decenas de unidades aéreas, donde no podían faltar los modernos Mirage, penetran por la frontera con Namibia, dando apoyo a las fuerzas de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola, UNITA, de Jonás Savimbi, asediada por efectivos de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola, FAPLA, que desde el décimo mes de ese año, realizaban la Operación ”Saludando Octubre”, cuya finalidad era “destruir” fuerzas y medios de las tropas de la UNITA, en la región Jamba-Mavinga, cuyas tropas angolanas, cierto tiempo después, comenzaron a sentir desgates, por las fatigosas y violentas marchas, y la falta de alimentos, ocasión que aprovechó el enemigo para dejar fuera de combate a unidades enteras de las FAPLA, y en ocasiones cuantioso material bélico. Se habían desplazado desde Cuito, hasta el naciente del río Lomba, haciendo frente, constantemente, a la ofensiva lanzada por las tropas sudafricanas, unidades de las Fuerzas del Territorio de Namibia, y efectivos regulares, y semirregulares de la UNITA, precisamente en las márgenes del río. Nuevamente el Alto Mando Político-Militar de la Revolución Cubana, toma la decisión, en reunión efectuada el día 15 de noviembre de ese propio 1987, en la Sala de Decisiones del Estado Mayor General de las FAR, de reforzar la Agrupación de Tropas del Sur, que, ante el avance surafricano, corrían el peligro de ser agredidas. Fue tal la envergadura del movimiento de tropas planificado en dicha reunión, presidida por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, que el General de Ejército Raúl Castro Ruz, entonces Ministro de las FAR, llegó a decir: ”(…)si tenemos que quedarnos solamente con las Milicias de Tropas Territoriales para defender Cuba, lo haremos” , en clara alusión al amplio despliegue técnico y humano, que llegaría a la cifra de 40 mil hombres en apenas unas semanas. Nuevamente un río de hombres y armas volvió a Angola, tal y como sucedió en 1975-76. Debe recordarse, que, durante esa etapa, gobernaba en los Estados Unidos el gobierno de Ronal Regan. Conflictivo y guerrerista; como sus antecesores había jurado terminar con la Revolución cubana. Tal era el peligro que Cuba asumió. A juicio del fallecido General de Brigada Harry Villegas Tamayo, “Pombo” Héroe de la República de Cuba, y participante en la batalla: “En Cuito Cuanavale, la Revolución Cubana se jugó todo, se jugó su propia existencia, se arriesgó a una batalla en gran escala, contra una de las potencias más fuertes de las ubicadas en la zona del Tercer Mundo, contra una de las potencias más ricas, con un importante desarrollo industrial y tecnológico, armada hasta los dientes.” “A esa distancia de nuestro pequeño país, y con nuestros recursos, con nuestras armas. Se corrió el riesgo de debilitar nuestras defensas, y debilitamos nuestras defensas, utilizamos nuestros barcos, única y exclusivamente nuestros barcos y nuestros medios, para cambiar esa correlación de fuerzas que hiciera posible el éxito de los combates; porque a tanta distancia no se sabe si se libró alguna vez alguna guerra entre un país tan pequeño y una potencia como la que poseían los racistas sudafricanos”. A la zona en conflicto de Cuito Cuanavale, comenzaron a llegar tropas cubanas, que junto angolanos y namibios protagonizarían importantes combates, Por eso, mientras en Cuito Cuanavale, las tropas del Ejército de África del Sur, eran desangradas, por el suroeste 40 000 efectivos, angolanos, cubanos y namibios, apoyados por unos 600 tanques, cientos de piezas de artillería, 1000 armas antiaéreas, y las audaces unidades de Mig-23, que rápidamente se adueñaron del espacio aéreo, avanzaban a toda velocidad hacia la frontera de Namibia, dispuestas a barrer literalmente a las fuerzas surafricanas que se acuartelaban en aquella dirección principal. Cuando el 15 de noviembre de 1987, se toma la decisión de reforzar las tropas cubanas en el Sur de Angola, el Comandante en Jefe que presidía la reunión en el Estado Mayor General preguntó a los presentes: “(…)Entonces hay tres cosas que hay que ver. Primero: ¿Quién y cuándo le informamos a José Eduardo que vamos a reforzar? ¿Quién va a Moscú a decirle a los soviéticos lo que vamos a hacer? Pero decirles que hemos tomado esta decisión. Y le pedimos a ustedes que nos reintegren a Cuba estas armas…Para que hagan algo.” En ningún momento de su intervención en la señalada reunión el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, emplea las palabras, permiso, ustedes creen, podemos hacer esto… NO, la decisión cubana fue sabía y tajante, reforzar sus hombres al costo que fuera necesario e impedir con ello, que Suráfrica se apoderara de esa estratégica zona del Sur de Angola. No hay sumisión en sus órdenes; hay decisión de principios soberanos, que él jamás violó. Eso lo quiso dar a entender el artículo de Cole Blasier, publicado en la revista Estudios Internacionales del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Blasier afirma categórico: “A través de Cuba, la URSS logró extender su hegemonía a los países del Tercer Mundo utilizando la posición del Gobierno cubano y fomentando el desarrollo de Movimientos de Liberación Nacional en terceros países. Dichas campañas de acción internacionalista de la República de Cuba hubieran sido inviables sin los contingentes de material militar soviético aportados a Cuba. El papel desarrollado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba fue vital para garantizar el repliegue de los intereses occidentales en el Tercer Mundo, inscribir a muchos de los nacientes estados en la órbita de influencia socialista. Para llevar a cabo esas iniciativas de acción exterior en lo militar, la República de Cuba llegó a contar en el momento álgido de dotación de material soviético para sus misiones en conflictos internacionales con 25 divisiones, 950 carros de combate, 270 aviones de combate modelo MIG, 210 lanzamisiles aire-aire, 3 submarinos, dos fragatas y unos 50 navíos de patrullaje naval, lo que confería a Cuba los instrumentos necesarios para respaldar sus lineamientos políticos con sus sistemas militares. Cuba, no fomentó Movimientos de Liberación Nacionales en ninguna parte del mundo, la misma dinámica del colonialismo de opresión en sus colonias fue el detonante para que estos surgieran. El MPLA, por ejemplo, surgió en el año 1956, entonces Fidel Castro, se alistaba en México para partir a hacer la guerra en Cuba contra la tiranía de Fulgencio Batista, por eso es injustificado poner a Cuba como base del fomento de su ideología a esos grupos de liberación desde época tan temprana. El ejemplo de la Revolución Cubana, irradió al mundo y en particular a las colonias y neocolonias existentes en el mundo que luchaban por su libertad, no los impuso, ellos lo acogieron por voluntad propia. Pero si, partiendo de los ideales internacionalistas que siempre a preconizado el pueblo cubano y su alta dirigencia política y militar, se brindó ayuda desinteresada a varios MLN en el mundo. No es un secreto que, durante el desarrollo de la Operación Carlota, la antigua Unión Soviética, proveyera a Cuba armamento y municiones, pero en la mayoría de los casos, sólo para reponer el que la isla caribeña había llevado y entregado a las FAPLA de Angola. No hubo nada gratis, no hubo sonrisa de complicidad, sólo el deber de los pueblos soberanos de ayudar a los que lo necesitaban. La influencia Leninista o Maoísta, en algunos casos de MLN en África, no es obra de Cuba, estos movimientos desde su creación, nacieron con esa concepción científica y como tal la adoptaron. No era, yo te ayudo y tú cambias de credo, nada de eso existió, pues Cuba desde el triunfo de su Revolución, aun con grandes amigos, se limitó a inmiscuirse en los asuntos internos de movimientos o países. En cuanto al armamento que tenía Cuba para la época, puede ser, no hay cifras oficiales vendiéndose en la calle, pero si existía aproximadamente esa cantidad y variedad y era porque lo necesitaba y aun lo necesita para su defensa. País pobre, bloqueado, agredido y en peligro perenne de una invasión a su territorio. En una carta que envía a Mijaíl Gorbachov, entonces Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, el 1 de diciembre de 1987, 16 días después de la decisión tomada con respeto a fortalecer los efectivos en el Sur de Angola, Fidel le dice: ”Nosotros tenemos en ese país más de 40 mil hombres, incluidos los colaboradores civiles. Nuestra responsabilidad con el destino de esos hombres es muy grande. No podemos vacilar, ni perder un segundo en cuestiones que tiene que ver no solo con el destino de Angola, sino también con la seguridad y a vida de los cubanos allí destacados.” “Después de analizar la situación creada, llegamos a la conclusión de que era imprescindible y urgente reforzar las tropas.” “Nosotros no tenemos la menor culpa de la situación militar allí creada. Es una responsabilidad que corresponde a los asesores soviéticos, que se empeñaron en lanzar las tropas angolanas a una ofensiva en profundidad hacia las apartadas regiones del sudeste del país, a considerable distancia de la retaguardia y las bases de las fuerzas propias y en las proximidades de la frontera con Namibia y de las bases militares de Suráfrica allí instaladas.” Y agregó Fidel en la misiva a Gorbachov: “Dos veces entre 1985 y 1987 ha ocurrido esto, con las consecuencias militares y políticas que eran de esperarse. Nosotros estuvimos siempre en contra de ese tipo de operaciones absurdas, que no deciden la situación, comprometen todos los recursos y debilitan la acción contra las bandas de la UNITA en los lugares verdaderamente estratégicos del país desde el punto de vista militar, económico, social y político. Si el enemigo hubiese permitido a las unidades angolanas penetrar a más profundidad, el desastre habría sido completo y sin retirada posible.” “Ahora se crea una vez más la situación crítica, y solo de las tropas cubanas se espera que sean capaces de resolver el problema.” Cuando en la reunión de Análisis de la Situación de las Tropas cubanas en Angola, el 15 de noviembre de 1987, se toma la decisión de que la persona indicada para ir a informar a los Soviéticos es el general de División Ulises Rosales del Toro, Jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, se hace basado en sus vastos conocimientos de la situación de Angola y su experiencia como estratega. La misión de Ulises no debe resultar complicada, por sus grandes conocimientos y su poder de análisis de la situación, pero realmente no sale en un principio como se creyó, la tozudez del entonces Ministro de Defensa de la URSS, Mariscal Dimitri Timofeevich Yazov, la hacen amarga y violenta. En la citada carta de Fidel a Gorbachov, el Jefe de la Revolución cubana así lo explica: "La reunión del Jefe del Estado Mayor General de nuestras Fuerzas Armadas con el Ministro de Defensa de la URSS fue muy amarga. El ministro Yazov utilizó palabras, términos y concetos a nuestro juicio injustos, hirientes y humillantes sobre la actitud de nuestras tropas.” “Hay una contradicción entre el hecho de que, por una parte, el ministro Yazov nos reclama que enviemos nuestras tropas a luchar con la UNITA y los surafricanos en el sudeste del país, donde el enemigo ha escogido el teatro de operaciones y la táctica más conveniente para él y, por el otro lado, en la nota soviética se nos critica por la decisión de enviar refuerzos, como un paso cuyo significado, según expresa textualmente, rebasa los límites de los acontecimientos en la propia Angola.” Y con su luz visionaria, Fidel le explica la situación del momento: “La situación militar del país -Angola- ha continuado agravándose. Los hechos demuestran que nuestra decisión de enviar refuerzos sin pérdida de tiempo fue absolutamente justa. No está excluido que allí se produzcan enfrentamientos directos con los surafricanos. Cualquiera puede comprender los riesgos de ser débil en una situación semejante”. Huelgan los comentarios. Fidel, en la carta de 1 de diciembre de 1987, dirigida al entonces Secretario General del PCUS, siendo fiel a su principio de no mentir jamás, le expone sus discrepancias con el Mando Político-Militar de las entonces URSS, sobre él envió del refuerzo cubano: “(…)proponen que declaremos que se trata de un relevo normal de personal. Eso sería un error. No hay que inventar ninguna excusa, ni recurrir a la mentira. Tal cosa debilitaría nuestra razón y nuestra moral(…) Hay que explicarles a los Estados Unidos si tuviesen conocimiento de este envió, hay que explicarles sencillamente la verdad: que la intervención abierta y descarada de Suráfrica creó una situación militar peligrosa, obligó a Cuba a reforzar sus tropas en una acción absolutamente defensiva y legitima” Cinco días después, Mijaíl Gorbachov contestaba la carta de Fidel, y en lo referido a las controversias con el ministro Yazov explicaba: “(…)nosotros de ninguna manera consideramos este episodio concreto como algo parecido a una crisis de confianza en nuestras relaciones. Tanto nosotros como ustedes, sabemos bien que las relaciones soviético-cubanas están basadas en una amistad fraternal de muchos años y se caracterizan por una singular sinceridad y confianza”. Y ahora, algo que parecería una intromisión en la decisión cubana: “Se me formó la impresión de que la situación en ese país es complicada pero no requiere medidas extraordinarias. Por lo tanto, la noticia sobre la decisión de Cuba de enviar a Angola un contingente adicional de tropas fue para nosotros, lo digo sin rodeos, una verdadera sorpresa.” Y añadía a renglón seguido Gorbachov: “(…) Me resulta difícil entender cómo tal decisión podría ser tomada sin nosotros cuando hace ya mucho existe la práctica de consultas tripartitas para elaborar una política coordinada en los asuntos angolanos.” ¿Realmente el Secretario General del PCUS no conocía a los cubanos, y especialmente la actitud diáfana del Comandante en Jefe a la hora de tomar decisiones importantes sobre nuestras tropas en Angola, o del peligro que realmente se cernía sobre ellas debido a la nueva escalada surafricana? Realmente se equivocó. El 3 de marzo de 1988, Fidel le responde a Gorbachov su misiva del 25 de febrero, y explica magistralmente él porque del reforzamiento militar cubano a Angola: “ Nos exponíamos a una derrota. Por eso decidimos, sin perder un minuto, reforzar las tropas y enfrentar la situación. No piense usted que era una decisión irreflexiva. Era la única que podía y debía adoptarse. Tampoco piense que fue fácil, consientes como estábamos del momento internacional y de su viaje a Washington. Pero tres semanas no podían perderse en aquella situación. El dilema no era entre los acuerdos de Washington y la salvación de Angola. Tal dilema objetivamente no existió en ningún instante, según nuestra convicción. El dilema era enviar refuerzos o sufrir un desastre en Angola.” Fidel analiza pormenorizadamente la situación en el sureste de Angola en los momentos de la decisión tomada, y vuelve a tomar el tema de las discrepancias existentes y de comentarios que altos funcionarios soviéticos vertieron sobre la decisión cubana. Dejó clara la posición de Cuba: “Algunos en la URSS incluso, pensaron que nosotros estábamos realizando una provocación o saboteando los esfuerzos de paz que se hacían en Washington. Al final quedó la imputación de que no lo consultamos previamente con la URSS. Realmente nosotros hicimos lo que debíamos hacer: informar. No consultar. Hay cuestiones que no se pueden consultar, sino simplemente informar porque tienen que ver, como en este caso, con la vida y la seguridad de decenas de miles de hijos de nuestro pueblo que estaban en riesgo. Pues no se trataba solo de la suerte de Angola, sino también de los combatientes internacionalistas cubanos que se encuentran en Angola… Considero compañeros Gorbachov, que esta franca y necesaria explicación es imprescindible para entendernos mejor.” En esta misma carta del 25 de febrero, Mijaíl Gorbachov, tantea a Fidel con algo maquiavélico que se le había ocurrido con el fin de solucionar conflictos regionales agudos, poniendo el ejemplo de cómo la oposición afgana, logró nuclearse, apoyando algunos aspectos del gobierno de Najibullah. Leamos que escribe Gorbachov: “En este sentido, compañero Fidel, quisiera discutir de manera confidencial una cuestión importante. Últimamente hemos encontrado a mi parecer, un enfoque correcto de cómo sacar del punto muerto la solución de conflictos regionales agudos, que han agravado y siguen agravando extremadamente la situación internacional, los cuales viene aprovechando la reacción imperialista en su propio interés. Son diferentes las causas de tales conflictos, pero al mismo tiempo tienen mucho en común para la solución de estos.” “Me refiero a la política de la reconciliación nacional, iniciada en Afganistán. Ustedes conocen las declaraciones recientes al respecto hechas por mí y Najibullah. Por primera vez a lo largo de muchos años la opinión pública mundial se inclina a favor de nuestra política en la región. Pensamos seguir actuando de la manera correspondiente en adelante contando como siempre con su apoyo, así como con el apoyo de otros de nuestros amigos.” Y ya más atrevido le propone a Fidel: (…)En el contexto de diversos esfuerzos que se hacen para arreglar los conflictos regionales cabe preguntar : ¿ acaso no es hora de pasar inmediatamente a elaborar una estrategia de solución política de los problemas de África meridional, donde nos preocupa ante todo la situación en Angola? “(…) como realizar al fin y al cabo la idea de incorporar a la ONU, la opinión pública mundial a un examen serio de la interrelación de la lucha por la paz y el desarme con la solución de los problemas del subdesarrollo económico, del endeudamiento y el establecimiento del nuevo orden económico mundial.” Casi 27 años antes, el 26 de septiembre de 1960, en la sala de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, Fidel había dicho esto último, pero por supuesto con palabras afiladas que convencieron a muchos líderes mundiales, esto no era nada nuevo para el líder cubano: “Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra. Desaparezcan las colonias; desaparezca la explotación de los países oprimidos por los monopolios; y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso” A este pedido del máximo dirigente de la URSS, Fidel, respondió en los siguientes términos: “Con estos antecedentes puedo expresarle mi opinión sobre la sugerencia suya de la búsqueda de una fórmula de conciliación y paz en la región, nosotros, por nuestra parte, no nos oponemos en lo más mínimo a cualquier arreglo interno de paz en Angola, bien sea un acuerdo con la UNITA sin Savimbi, como han insinuado en ocasiones los angolanos, o incluso con Savimbi. Este principio lo han aplicado los angolanos con otras fuerzas, y forma parte de las prerrogativas soberanas del MPLA y del Pueblo Angolano.” Pero esta no fue la única controversia con el mando soviético, que demuestra que Cuba jamás fue satélite sumiso, y que siempre actuó a tenor con su conciencia y sus obligaciones para con Angola y sus combatientes. Volvamos al principio de colaboración cubana con la entonces República Popular de Angola. Analizando la entrada de las tropas cubanas a la todavía provincia de Ultramar de Angola, en 1975, y obviando las verdaderas realidades y hechos históricos que lo demuestran, el articulista Miguel Klen, en su trabajo ya mencionado “Las Manipulaciones en la Reciente Historia”, publicado en 1997 por la Revista argentina Defensa Nacional, dice: “(…) presentar la Operación Carlota como una acción cubana que pretendía proteger al pueblo angoleño contra una intervención procedente de Suráfrica, constituye una grave alteración de la Historia. En realidad, la expedición militar cubana estaba preparada por los soviéticos mucho tiempo antes.” Ya se habló de la importante reunión del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, del 4 y 5 de noviembre de 1975, donde se tomó la decisión de enviar hombres y medios para reforzar a los 480 colaboradores cubanos, ante la toma eminente de Luanda, por Suráfrica, Zaire y los grupúsculos de la UNITA y el FNLA, además de mercenarios blancos y remanentes del ejército portugués, que daría al traste con la proclamación de la Independencia el 11 de noviembre. En esa reunión como ya expliqué, soberanamente Cuba adoptó la posición de enviar rápidamente estas fuerzas y no se pidió, como nunca se hizo, la autorización del Mando Político-Militar soviético para actuar en consonancia con los principios de la Revolución. Como dice en su Reportaje “Operación Carlota” Gabriel García Márquez, ya citado: “Al contrario de lo que tanto se ha dicho, fue un acto independiente y soberano de Cuba y fue después y no antes de decidirlo que se hizo la notificación correspondiente a la Unión Soviética. El tiempo para armar la operación más larga y prolongada de Cuba en ayuda a un pueblo hermano, que país alguno haya hecho, se planificó sobre la marcha, sin añadidura de nadie, y sólo después de que echará a andar, fue que se comunicó a la Unión Soviética, con el objetivo de que brindará su ayuda en medios de combate. Es un error histórico decir lo contrario. Cuba siempre ha actuado con criterio propio, por esos los enemigos, aun los más recalcitrantes nos respetan.

Conclusiones:

“El internacionalismo, como idea política, siempre estuvo presente en los corazones de los cubanos. En el ejército mambí del siglo XIX, en Cuba lucharon por la independencia combatientes de 20 nacionalidades, y de ellos surgieron 17 generales; cinco dominicanos, tres españoles, dos estadounidenses, dos colombianos, un chileno, un jamaicano, un puertorriqueño, un polaco y un venezolano.”, dice en su libro ”Raúl Castro: Un hombre en Revolución”, el Teniente General en retiro de la Inteligencia Soviética, Nicolai Serguéiviche Leonov. Por tanto, en los poros de cada cubana y cubano, brota el derecho de ayudar a como dé lugar, a cualquiera que requiera su asistencia, a su vez que la constitución de la República, lo reafirma en su Preámbulo: “Apoyados en el internacionalismo proletario, en la amistad fraternal, la ayuda, la cooperación y la solidaridad de los pueblos del mundo, especialmente los de América Latina y el Caribe·” Amén de lo analizado, la hermandad entre Cuba y la Unión Soviética nació desde mucho antes de la Segunda Guerra Mundial, el 6 de agosto de 1925, cuando Julio Antonio Mella, el líder estudiantil y comunista cubano, salió en bote desde la bahía de Cárdenas, en Matanzas hasta llegar al barco soviético “Vatslav Vorovsky”, surto en la rada de esa ciudad, para brindar solidaridad y apoyo a la patria de Lenin de parte de los proletarios cubanos. Sobre el peculiar encuentro, Mella escribiría: “A tres millas de la ciudad, el Vatslav Vorovsky, anclado, espera el momento de recibir el azúcar que han hecho los proletarios de Cuba; para los hombres libres de Rusia... Una lancha nos lleva al primer barco soviet que surca las aguas de Cuba” Años después, cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, Cuba hizo su aporte significativo en la victoria común sobre el nazismo: los jóvenes cubanos Aldo Vivó Laurent, Jorge Vivó Laurent y Enrique Vilar Figueredo lucharon en el Ejército Rojo; la Marina Cubana hundió el submarino alemán que tenía por objetivo destruir el barco que transportaba el azúcar a la URSS; más de cien Comités de Apoyo a la URSS recogían y enviaban a la Unión Soviética productos alimenticios y tabaco. También ciudadanos rusos participaron como combatientes en la Guerra Necesaria iniciada en 1895 por José Martí, tres voluntarios rusos: Piotr Streltsov, Nicolái Melentiev y Evstafi Konstantinovich, viajaron de Nueva York a las costas cubanas de Pinar del Río en septiembre de 1896, y se unieron a las tropas del Lugar Teniente General del Ejército Libertador Antonio Maceo. Luego del triunfo de enero se multiplicaron y estrecharon las relaciones a todos los niveles entre la URSS y Cuba. La visita de Anastas Mikoyan, entonces Viceprimer ministro del Gobierno Soviético y miembro del Buró Político del PCUS, sentó las bases para una colaboración, que se agigantarían con el paso de los años. Fueron los soviéticos los que asumieron el azúcar cubano que los Estados Unidos dejaron de comprar tras la instauración del bloqueo a Cuba, fue la URSS la que dotó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias del más moderno armamento para la época. Fue ella y no otra, la que decidió caminar de la mano de Cuba y asumir riesgos. Pero como analizamos anteriormente, desafortunadamente hubo también malos entendidos, tirantes en las relaciones, principalmente en la época en que gobernaba el país Mijaíl Gorbachov, de ellas ya hemos hablado. Pero dejemos que sea el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el invicto Comandante quien explique, los que dieron lugar a la Batalla de Cuito Cuanavale: “Los soviéticos asesoraban a la alta dirección militar y suministraban generosamente las armas necesarias a las fuerzas angolanas. Acciones originadas en el asesoramiento superior nos ocasionaron no pocos dolores de cabeza, a pesar de las buenas relaciones, buen trato y amistad. Eran cuestiones de concepción: ellos, una concesión académica, por la experiencia que vivieron de una enorme guerra, donde murió tanta gente; y nosotros la otra experiencia, lo que ahora llaman “guerra asimétrica” o guerra irregular. Pero había cosas que no eran asimétricas, ni nada por el estilo, eran de sentido común elemental (…)Nosotros discutíamos sobre el asunto con soviéticos y angolanos todos los años. No hagan eso, no realicen esas desgastantes, costosas e inútiles ofensivas. No cuenten con nosotros para esa aventura. Eso sucedió más de una vez.” El Teniente General Nikolái Leonov, en su libro ya reseñado “Raúl Castro: Un Hombre en Revolución” nos acerca al porqué de los planteado por Fidel y así poder entender la naturaleza de esos deslices criticados por la dirección cubana: “Con frecuencia estas palabras (de Fidel) estaban dirigidas al asesor principal, coronel general Konstantín Kurochkin, quien antes de viajar a Angola había sido sustituto del jefe de las tropas de desembarco aéreo y, por supuesto, siempre se inclinaba por las acciones riesgosas, a distancias peligrosas de las principales bases de apoyo de las fuerzas gubernamentales (angolanas). El mando cubano ejecutaba las órdenes en el terreno más rápido y con mayor disciplina de lo que arrojaban los cálculos de los especialistas soviéticos. No en pocas ocasiones, esto generaba fricciones entre aquellos generales y Fidel.”

El General Leonov, diferencia la actitud de las tropas cubanas y Soviéticas en los siguientes términos:

“En gran medida, esta diferencia se debe a que las tropas cubanas fueron a Angola y a otros países de África a solicitud de sus gobiernos legítimos y con el único propósito de ayudar a rechazar la intervención extranjera. Las soviéticas, sin embargo, llegaron a Afganistán con el objetivo de intervenir en los asuntos internos de este país, al lado de una de las partes beligerantes, y las Tropas Especiales de la URSS incluso tomaron parte en el magnicidio del jefe de Estado, lo cual, de hecho, constituyó una fuente de dificultades que después tuvo que enfrentar la parte soviética.” De decenas de textos consultados sobre el tema, el artículo de Cole Blasier, es honesto y apela a la verdad, cuando conviene, sobre el tema de la sumisión de Cuba a la URSS, Blasier afirma categórico: “Cuba nunca fue un satélite de la Unión Soviética, como era el caso de los países de Europa Oriental. La mayor parte de los dirigentes de la Europa Oriental eran instrumentos del Partido Comunista Soviético o de la KGB, y se encontraban al fácil alcance de las fuerzas militares soviéticas. Castro llegó al poder como líder militar de su propia revolución, uniéndose más tarde a Moscú y cuidando celosamente su independencia de ahí en adelante. Teóricamente, Cuba se encontraba al alcance de los militares soviéticos, pero estos, no obstante, su influencia, nunca controlaron a Cuba:” Aunque visto desde la óptica de Blasier, el artículo no nos deja en desmentido, mantiene el criterio de que jamás fuimos satélites de la URSS, ya que la soberanía e integridad de Cuba está primero que cualquier ventajosa relación. Combatieron en la misma trinchera al imperialismo, juntos fortalecieron el marxismo-leninismo, junto trabajaron por un mundo mejor, pero jamás la alta representación cubana, el Partido Comunista y su líder Fidel Castro, permitieron ni intromisiones, ni imposiciones. Cuando en junio de 1994, ya desmembrada la URSS, partían los soldados de la Brigada soviética asentada en Cuba desde 1963, tras concluir el acuerdo, el Diario El País de España, reflejaba en su edición del 15 de junio de ese año, una información firmada por Mauricio Vicent, que daba cuenta de los siguiente: “El 14 de junio de 1994, salían los soviéticos integrantes de la Brigada de Combate que permanecía en el país, sólo 300 de ellos permanecerían en Cuba hasta el mes de julio. Tras ellos quedaba el recuerdo de un conflicto que puso al mundo al borde de una guerra nuclear, un acuerdo que permitió a Cuba crear el mejor Ejército de América Latina y una guerra africana donde combatieron casi 400.000 cubanos.” Pero nada de esto, ni el cierre del Centro Lourdes en La Habana años después, pudo destruir la amistad y la fraternidad entre soviéticos y cubanos. Por eso a pesar de las discrepancias, la amistad fue y es en el recuerdo, inquebrantable y eterna. El Teniente General Nikolái Leonov nos explica en su ya mencionado libro: “Las palabras de Yuri Andropov en 1982 fueron duras y amargas, pero, como afirmó Raúl al periodista Vázquez Raña, no significaron una total sorpresa ni por supuesto fueron percibidas como sentencia de muerte para la Revolución. El líder soviético se limitó a comunicar una decisión adoptada desde antes y que los dirigentes cubanos intuían. Por otra parte, garantizó las entregas de armamento pactadas, lo que fue también cumplido por los posteriores máximos dirigentes soviéticos, hasta la llegada de Mijail Gorbachov, cuando comenzaron las dificultades.” Cuba y la extinta URSS y hoy la República Federativa de Rusia, marcharon y marchan siempre como hermanas, y como hermanas están en el recuerdo de millones de cubanos y de amantes de la paz en el mundo. Ninguna desavenencia del pasado, puede opacar la hermandad y confraternidad entre ambos pueblos.