Fidel Castro, discurso del 26 de julio de 1991, con Nelson Mandela

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Fidel Castro y Nelson Mandela en Matanzas, Cuba, acto por el Aniversario del Moncada, donde Mandela habló, 26 de julio de 1991
Fidel y Mandela en el acto tras su discurso
Fidel y Mandela con el boxeador cubano Teófilo Stevenson, Cuba, 1991
Nelson Mandela recibe a Fidel Castro en Sudáfrica, quien asiste a su inauguración como Presidente de Sudáfrica, Johanesburgo, 10 de mayo de 1994
Fidel y Mandela, 1994
Fidel y Mandela, 1994

Discurso de Fidel Castro en el acto central por el XXXVIII Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, en Matanzas, el 26 de julio de 1991.

VERSIONES TAQUIGRÁFICAS - CONSEJO DE ESTADO)


Querido compañero Nelson Mandela;

Distinguidas e ilustres personalidades políticas que nos acompañan en la tarde de hoy;

Familiares de los caídos en las luchas de la Revolución;

Invitados;

Compañeras y compañeros de Matanzas y de todo el país:


Es para nosotros, realmente, un honor inmenso tener aquí en nuestro país y en nuestro acto la presencia de Nelson Mandela (APLAUSOS). No sé si estamos suficientemente conscientes de todo el simbolismo que esto entraña y, sobre todo, del valor de este ejemplo en estos tiempos: en estos tiempos bochornosos donde tantos pliegan sus banderas, en estos tiempos indecorosos en que tantos se arrepienten de haber sido alguna vez progresistas, no ya socialistas, o comunistas, o amigos de los comunistas.

Si se quiere tener un ejemplo de un hombre absolutamente íntegro, ese hombre, ese ejemplo es Mandela (APLAUSOS). Si se quiere tener un ejemplo de un hombre inconmoviblemente firme, valiente, heroico, sereno, inteligente, capaz, ese ejemplo y ese hombre es Mandela (APLAUSOS). Y no lo pienso después de haberlo conocido, después de haber tenido el privilegio de conversar con él, después de haber tenido el gran honor de recibirlo en nuestro país, lo pienso desde hace muchos años, y lo identifico como uno de los más extraordinarios símbolos de esta era.

Pienso esto de él y de su pueblo, porque si vamos a hablar de las más justas de las causas, es la causa que ellos han representado. Si hay algo repugnante y odioso en este mundo, donde hay unas cuantas cosas repugnantes y odiosas, eso tan repugnante y odioso es el apartheid. ¿Invento de quién, de los comunistas, de los socialistas, del socialismo? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¡No! Invento que expresa la esencia del capitalismo, invento del colonialismo, invento del neocolonialismo, invento del fascismo.

¿Y en qué se diferencia el apartheid de aquella práctica aplicada durante siglos de arrancar decenas de millones de africanos del seno de su tierra y traerlos a este hemisferio para esclavizarlos, para explotarles hasta la última gota de sudor y de sangre? Quién puede saberlo mejor que Matanzas si aquí en esta parte del occidente del país había tal vez más de 100 000 esclavos. Llegaron a ascender en la primera mitad del pasado siglo a 300 000 en toda Cuba, y una de las provincias donde más esclavos había era esta, escenario también de grandes sublevaciones. Por eso nada tan justo ni tan legítimo como ese monumento que se acaba de erigir en esta provincia al esclavo rebelde (APLAUSOS).

El apartheid es el capitalismo y el imperialismo en su forma fascista, y entraña la idea de razas superiores y razas inferiores.

Pero el pueblo negro de Sudáfrica no solo ha tenido que enfrentarse al apartheid, ha tenido que enfrentarse a la más brutal desigualdad y represión política, y ha tenido que enfrentarse a la más cruel explotación económica. Se ha tenido que enfrentar a estas tres grandes tragedias, por eso pienso que en nuestra era no podía haber causa más justa que la causa que han dirigido el ANC, el compañero Mandela y otros muchos capaces y brillantes cuadros de esa organización, varios de los cuales hemos tenido el privilegio de conocer en nuestro país.

Hoy los occidentales tratan de congraciarse con Africa, tratan de congraciarse con los que odian el apartheid, pero la gran realidad es que el apartheid fue una creación de Occidente, del Occidente capitalista e imperialista.

La gran verdad es que occidente apoyó el apartheid, le suministró tecnología, incontables miles de millones en inversiones, incontables cantidades de armamentos y, además, apoyo político. No, el imperialismo no rompió con el apartheid, el imperialismo no bloqueó al apartheid, el imperialismo mantuvo y mantiene excelentes relaciones con el apartheid. Había que bloquear a Cuba donde hace mucho rato las reminiscencias del apartheid, es decir, la discriminación racial, desaparecieron; había que bloquear a Cuba como castigo por su Revolución, como castigo por su justicia social, pero jamás al apartheid. Tomaron contra este algunas tibias medidas económicas que no tenían la menor trascendencia, y son los que ahora —según me contaba el propio Mandela— se preguntan y le preguntan por qué su amistad con Cuba, por qué sus relaciones con Cuba y, como él dijo aquí, por qué sus relaciones con el Partido Comunista Sudafricano, como si todavía el fantasma del comunismo estuviera recorriendo el mundo (APLAUSOS). Por qué sus relaciones con este pequeño país que tan leal fue siempre a la causa del pueblo sudafricano en su lucha contra el apartheid. Eso demuestra la lógica de los reaccionarios y de los imperialistas.

Estaría mal por parte nuestra resaltar la modesta contribución de Cuba a la causa de los pueblos, pero escuchando el discurso de Mandela pienso, compañeras y compañeros, que es el más grande y el más profundo tributo que se les ha rendido jamás a nuestros combatientes internacionalistas (APLAUSOS). Pienso que sus palabras han de quedar, como escritas en letras de oro, en homenaje de nuestros combatientes. El fue generoso, muy generoso, él recordó la epopeya de nuestro pueblo en Africa, allí donde se manifestó todo el espíritu de esta Revolución, todo su heroísmo y toda su firmeza.

¡Quince años estuvimos en Angola! Cientos y cientos de miles de cubanos pasaron por allí y otros muchos miles pasaron por otros países, era la época en que el imperialismo daba cualquier cosa con tal de que Cuba se retirara de Angola y cesara en su solidaridad con los pueblos de Africa; pero nuestra firmeza fue mayor que todas las presiones y fue mayor que cualquier beneficio que nuestro país pudiera sacar si hubiese cedido a las exigencias imperialistas, si es que realmente puede haber alguna vez beneficio en el abandono de los principios y en la traición.

Estamos orgullosos de nuestra conducta, y de Angola regresaron victoriosas nuestras tropas, pero, ¿quién lo ha dicho como lo dijo él? .¿Quién lo ha expresado con esa honestidad, con esa elocuencia? Lo que nosotros no hemos dicho, porque nos lo impide la elemental modestia, lo ha expresado él aquí con infinita generosidad, recordando que nuestros combatientes hicieron posible mantener la integridad y alcanzar la paz en la hermana República de Angola; que nuestros combatientes contribuyeron a la existencia de una Namibia independiente; él añade que nuestros combatientes contribuyeron a la lucha del pueblo de Sudáfrica y del ANC; él ha dicho que la batalla de Cuito Cuanavale cambió la correlación de fuerzas y abrió posibilidades nuevas.

No éramos ajenos a la importancia del esfuerzo que allí realizábamos desde 1975 hasta la última hazaña, que fue aceptar el desafío de Cuito Cuanavale, a más distancia que la que hay entre La Habana y Moscú, adonde puede llegarse en 13 horas de vuelo, sin incluir las escalas. Para llegar a Luanda desde La Habana hacen falta de 14 a 15 horas de vuelo, y Cuito Cuanavale estaba allá en un rincón de Angola, en dirección sureste, a más de 1 000 kilómetros de Luanda, allí nuestro país tuvo que aceptar el reto.

Como les contaba el compañero Mandela, en esa acción la Revolución se jugó todo, se jugó su propia existencia, se arriesgó a una batalla en gran escala contra una de las potencias más fuertes de las ubicadas en la zona del Tercer Mundo, contra una de las potencias más ricas, con un importante desarrollo industrial y tecnológico, armada hasta los dientes, a esa distancia de nuestro pequeño país y con nuestros recursos, con nuestras armas. Incluso corrimos el riesgo de debilitar nuestras defensas, y debilitamos nuestras defensas, utilizamos nuestros barcos, única y exclusivamente nuestros barcos y nuestros medios para cambiar esa correlación de fuerzas que hiciera posible el éxito de los combates; porque a tanta distancia no sé si se libró alguna vez alguna guerra entre un país tan pequeño y una potencia como la que poseían los racistas sudafricanos.

Todo nos lo jugamos en aquella acción, y no fue la única vez; creo que nos jugamos mucho, mucho, mucho también, cuando en 1975 enviamos nuestras tropas a raíz de la invasión sudafricana a Angola. Allí estuvimos 15 años, repito, tal vez no habría hecho falta tanto tiempo, de acuerdo con nuestro pensamiento, porque de acuerdo con nuestro pensamiento aquel problema lo que había era que resolverlo y, sencillamente, prohibirle a Sudáfrica las invasiones a Angola. Esa era nuestra concepción estratégica: si queremos que haya paz en Angola, si queremos que haya seguridad en Angola, hay que prohibirles a los sudafricanos que hagan invasiones a Angola. Y si queremos impedirles a los sudafricanos, prohibirles que hagan invasiones, hay que reunir las fuerzas y los medios necesarios para impedírselo. Nosotros no teníamos todos los medios, pero esa era nuestra concepción.

Tanque Olifant del SADF destruído en Cuito Cuanavale
Soldados cubanos posan junto a uno de los Olifants capturados como trofeo
El General Leopoldo Cintra Frías ríe satisfecho manejando uno de los Olifants capturados
MiG-23ML cubano en Angola, con dos misiles de corto alcance R-60 (AA-8 Aphid y dos radáricos de mediano alcance R-24R (AA-7 Apex C), 1988
"Los MiG-23 nos partieron el corazón" escribieron los sudafricanos bombardeados en Caluqeque
Uno de los blindados sudafricanos Casspir destruídos en Calueque
Soldados cubanos inspeccionan uno de los blindados Casspir capturados el 4 de mayo de 1988 por Donguena

La situación verdaderamente crítica se creó en Cuito Cuanavale, donde no había cubanos, porque la unidad cubana más próxima estaba a 200 kilómetros al oeste, lo cual nos llevó a la decisión de emplear los hombres y los medios que hicieran falta —por nuestra cuenta y nuestro riesgo—, enviar lo que hiciera falta, aunque fuese necesario sacarlo de aquí.

Cuito Cuanavale es el lugar que se hizo histórico, pero las operaciones se extendieron a lo largo de toda una línea de cientos de kilómetros y se derivó de ellas un movimiento hacia el suroeste de Angola de gran importancia estratégica. Todo eso se simboliza con el nombre de Cuito Cuanavale, que fue donde empezó la crisis; pero alrededor de 40 000 soldados cubanos y angolanos con más de 500 tanques, cientos de cañones y alrededor de 1 000 armas antiaéreas —en su inmensa mayoría armas antiaéreas nuestras que sacamos de aquí— avanzaron en dirección a Namibia, apoyados por nuestra aviación y un aeropuerto de avanzada construido en cuestión de semanas.

No voy a hablar aquí de pormenores y detalles de los combates, estrategias y tácticas, eso lo dejaremos a la historia; pero íbamos decididos a resolver el problema por nuestra cuenta y riesgo, unidos a los angolanos, íbamos decididos a poner fin de una vez y por todas a las invasiones a Angola. Los hechos resultaron tal como los preveíamos —y nosotros no queremos ofender a nadie, no queremos humillar a nadie—, porque cuando se creó esa correlación de fuerzas, esa nueva correlación de fuerzas —y en nuestras manos había una invencible tropa, una invencible e incontenible tropa— se crearon las condiciones para las negociaciones en las cuales participamos durante meses.

Allí hubieran podido tener lugar grandes batallas, pero era mejor, ante la nueva situación, resolver en la mesa de negociaciones el problema del respeto a la integridad de Angola y la independencia de Namibia. Nosotros sabíamos, ¡cómo íbamos a ignorarlo!, que aquellos acontecimientos habrían de influir profundamente en la propia vida de Africa del Sur, y era una de las razones, una de las motivaciones, uno de los grandes estímulos que nos impulsaban; porque sabíamos que al resolver el problema allí en Angola, las fuerzas que luchaban contra el apartheid recibirían también los beneficios de nuestras luchas.

¿Lo hemos dicho así alguna vez? No, nunca, y tal vez no lo habríamos dicho nunca, porque pensamos que, en primer término, los éxitos que ha obtenido el ANC se deben, por encima de cualquier solidaridad internacional, por encima del enorme apoyo externo, de opinión pública en algunos casos, de acciones armadas en el caso nuestro, lo determinante, lo decisivo fue el heroísmo, el espíritu de sacrificio y de lucha del pueblo sudafricano dirigido por el ANC (APLAUSOS).

Este hombre, en estos tiempos de cobardía y de tantas cosas, ha venido a decirnos esto que nos ha dicho en la tarde de hoy. Es algo que no podrá olvidarse jamás y que nos da la dimensión humana, moral y revolucionaria de Nelson Mandela (APLAUSOS).

No he apreciado solo las palabras que se relacionan con nosotros y el hermoso homenaje rendido a nuestros combatientes internacionalistas, demostrándonos que la sangre derramada, los sacrificios, el esfuerzo y el sudor de tantos y tantos cubanos no fueron en vano. He apreciado mucho sus palabras sabias, inteligentes, precisas, reveladoras de una táctica y una estrategia verdaderamente revolucionarias.

Ha explicado aquí con una claridad impresionante lo que se proponen y lo que quieren, cómo desean alcanzarlo y cómo están seguros de lograrlo. Así tenemos aquí a este hombre que pasó decenas de años en la cárcel meditando, reflexionando, estudiando y luchando, convertido en un extraordinario líder político, en un extraordinario luchador, en un invencible luchador.

Estamos seguros de que ya nada ni nadie puede evitar el éxito de esa lucha noble y humana, de esa lucha tan justa que él la sintetiza en una sociedad con igualdad, una sociedad democrática, una sociedad no racista.

Y créanme, compañeras y compañeros, que el ANC se enfrenta a una tarea verdaderamente compleja y difícil, pues a pesar de contar con la inmensa mayoría del pueblo sudafricano no son pocos los ardides, ni son pocos los trucos, ni pocas las maniobras que los reaccionarios han utilizado para obstaculizar el acceso del pueblo de Sudáfrica a sus metas; pero pienso que si hay algo superior a esas dificultades, es el talento del compañero Nelson Mandela y de los dirigentes del ANC (APLAUSOS).

Nos sentimos estimulados en este 26 de Julio, y nos sentimos extraordinariamente honrados por la presencia y las palabras de tan ilustre dirigente político y revolucionario, ¡nunca lo olvidaremos! (APLAUSOS.)

Compañeras y compañeros, en medio de tantas cosas que son conmovedoras y que tienen una gran trascendencia histórica, me veo en el deber de hablar de otros temas no tan trascendentes, no tan históricos, pero sí de una enorme importancia para nosotros. Me veo en la necesidad de hablar un poco —y ustedes no podrán exigirme mucho— de aquí de la tierra donde, como decía antes, el trabajo lo realizaban los esclavos, y donde el trabajo lo realizamos hoy los hombres y las mujeres libres de nuestro pueblo (APLAUSOS).

Ahora somos nosotros los que cortamos la caña, éramos nosotros los que la cargábamos, ahora son las máquinas, pero nada tendría de extraño que en cualquier momento tengamos que cargarla otra vez a mano, y me pregunto si la cargamos o no la cargamos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!"). Ahora somos nosotros los que arrancamos el bledo, el Don Carlos y la cebolleta, sin contar otras decenas de especies; ahora somos nosotros los que cultivamos la tierra, los que cosechamos los frutos; ahora somos nosotros los que creamos las riquezas. Esa es la acción de un pueblo libre, ese es el socialismo. No son los pobres, no son los parias, no son los inmigrantes que sustituyeron después a los esclavos, no son los desempleados que hacían cola en las orillas de los cañaverales; somos nosotros, todos, en un grado mayor o menor, porque en estos tiempos hemos visto, incluso, ingenieros, médicos, científicos participando en las movilizaciones, y porque vemos todos los años a nuestros estudiantes, a cientos de miles de estudiantes participando en la escuela en el campo o en la escuela al campo, o trabajando en industrias, o montando bicicletas en los talleres, o produciendo piezas de repuesto; vemos a toda nuestra juventud participar de ese esfuerzo físico que antes hacían los esclavos y después los parias, los pobres, los desheredados, los desempleados o los subempleados. Eso tiene también un alto significado histórico.

Cuando se habla de la obra de los matanceros, se habla de eso, de lo que han creado y lo que están creando con sus manos, dondequiera. No pongamos ahora el énfasis en que somos imperfectos, eso lo sabemos. No pongamos el énfasis en que tenemos todavía muchas deficiencias, eso lo sabemos y no lo olvidamos. Pongamos el énfasis en el esfuerzo que realiza hoy nuestro pueblo; pongamos el énfasis en sus virtudes, en su capacidad de sacrificio, en los frutos del esfuerzo y digamos que en el año 1990, año difícil y año en que se inicia el período especial, y en los meses transcurridos este año, los matanceros han terminado 232 obras, entre obras sociales y obras económicas, principalmente obras económicas, grandes y pequeñas, que van desde el complejo mínimo del puerto petrolero para su arrancada hasta la autopista entre Matanzas y Varadero que están concluyendo, presas, micropresas, sistemas de riego y drenaje, canales, sistemas ingenieros en el arroz, fundiciones de acero, fábricas de la industria ligera, instalaciones de la industria alimenticia, centros porcinos, pastoreos racionales, infinidad de obras en las que han trabajado con especial fervor los matanceros en los últimos meses; porque debo incluir el esfuerzo especial realizado con motivo del 26 de Julio, pero fueron 232 obras. Hay también policlínicos, ampliaciones de hospitales, círculos infantiles; incluso, programas que estaban en ejecución y que no estamos desarrollando ahora, simplemente concluyeron sus instalaciones.

No podemos olvidar que en Matanzas se encuentran los más importantes yacimientos petroleros del país y que Matanzas produce alrededor de medio millón de toneladas de petróleo. Es un petróleo pesado y con bastante azufre, pero resuelve muchos problemas; por ahí hay unas cuantas industrias funcionando con ese petróleo, hay fábricas de cemento funcionando con ese petróleo, y hay productos que están saliendo como derivados de ese petróleo. Le pregunté aquí al director de la empresa cuánto había sido la producción en 1990, cuánto era la de este año, y dice: "Alrededor de medio millón." "¿No se podría producir más?" Dice: "sí, habríamos podido llegar este año a las 600 000, pero nos han faltado barcos para la transportación de ese petróleo." Le pregunté por los pozos, cómo iban, por los pedraplenes, cómo marchaba el trabajo a pesar de las dificultades, y el trabajo avanza, ya tienen en explotación algunos de los pozos de petróleo construidos en los pedraplenes; porque la provincia de Matanzas es la primera productora de petróleo del país.

La provincia de Matanzas produce más del 40% de los cítricos del país (Le dicen: "¡Jagüey!"). Jagüey, sí, Jagüey, ¡más del 40% de los cítricos del país! (APLAUSOS), y ha elevado esa producción no se sabe si 30 ó 40 veces, al producir ya alrededor de 10 millones de quintales. Es uno de los complejos educacionales productivos más grandes que existan en cualquier parte, con sus sesenta y tantas escuelas.

La provincia de Matanzas tiene hoy el polo turístico más importante del país, que es Varadero, aunque no es el único (APLAUSOS).

La provincia de Matanzas ingresó 77 millones de dólares en bruto —digo en bruto porque de ahí hay que descontar ciertos gastos en divisas—, ¡setenta y siete millones en el año 1990! Y aspiran a alcanzar 100 millones de ingresos brutos este año de 1991, para que puedan ustedes apreciar qué avance y qué ritmo lleva ese programa. La provincia de Matanzas puede llegar un día a ingresar cientos de millones cuando ese programa esté terminado, ¡cientos de millones de dólares al año!, cuando tengamos las decenas de miles de habitaciones que debemos tener allí.

El contingente de constructores de Varadero, que recibió aquí también su diploma, ha realizado construcciones por valor de 50 millones de pesos en medio año, ¡en medio año!, y espera alcanzar construcciones por valor de 100 millones en total este año (APLAUSOS). Se ha desarrollado allí una poderosísima fuerza constructora de 7 000 hombres.

Para que tengan una idea, este contingente en Matanzas, solo en Varadero, habrá creado en un año valores similares a las instalaciones de los Panamericanos que se han hecho en 33 meses; es realmente un gran esfuerzo (APLAUSOS).

Ayer inaugurábamos las instalaciones de los Panamericanos, veintitantas instalaciones nuevas, cuarenta y tantas instalaciones remodeladas, y allí participaron miles de obreros profesionales y cientos de miles de voluntarios, y un valor más o menos similar están creando este año los constructores de Varadero.

Matanzas es una de las grandes productoras de azúcar de Cuba que en los años de Revolución tres veces ha sobrepasado el millón de toneladas y trabaja por convertir esa cifra en una cifra cotidiana.

Debemos decir en honor de Matanzas que, de los nuevos centrales construidos por la Revolución, el último, el más nuevo —que es el "Mario Muñoz"—, se ha convertido en el más eficiente de todos los centrales nuevos construidos por la Revolución (APLAUSOS).

De esas cosas hablaba con los compañeros cuando venían aquí a recibir sus diplomas, de una empresa o de otra, 118 000 toneladas no ha alcanzado ninguno de los centrales nuevos. Eso demuestra también lo que ha avanzado la Revolución, que es capaz de construir un central de esa capacidad, donde más del 60% de los componentes son de producción nacional (APLAUSOS). ¡Miren qué lejos hemos llegado los esclavos! ¡Qué lejos hemos llegado los esclavos! (APLAUSOS)

En Matanzas tenemos facultades universitarias —aquí vino un director—, donde aprenden distintas especialidades mecánicas, económicas, etcétera. En Matanzas se han graduado 1 300 médicos egresados de su facultad de medicina, y miles de sus facultades pedagógicas. ¡Miren cómo hemos avanzado los esclavos!

Matanzas tiene completos sus módulos institucionales de educación, desde la escuela "Carlos Marx", a la que no pensamos cambiarle el nombre, hasta numerosas escuelas de diversos tipos (APLAUSOS). Hay otra allá en La Habana, muy importante, que se llama "Vladimir Ilich Lenin", a la que tampoco pensamos cambiarle el nombre (APLAUSOS); como hay otra —creo que es la de Pinar del Río, si, cómo no, muy destacada— que se llama "Federico Engels", a la que, por supuesto, tampoco le vamos a cambiar el nombre (APLAUSOS); como no le pensamos cambiar el nombre a la "José Martí", de Holguín (APLAUSOS); a la "Máximo Gómez", de Camagüey; a la "Antonio Maceo", de Santiago de Cuba (Del público le dicen: "¡La 'Che' Guevara!"), ni a la "Che Guevara" —me la arrebataste de la boca—, de Santa Clara (APLAUSOS), porque una Revolución como la nuestra no cambia ni de ideas, ni de nombres (APLAUSOS).

¡Qué lejos hemos llegado los esclavos!

Repito que Matanzas tiene en educación sus módulos completos, numerosas escuelas de todo tipo —no las voy a enumerar—, universidad, sus instituciones de niños, sus instituciones hospitalarias, sus instituciones culturales —alrededor de 200, muy propio de la Atenas de Cuba, como le llamaron en otros tiempos con justicia y debe seguirse llamando, simboliza los niveles de cultura que alcanzó esta provincia (APLAUSOS)—, sus instituciones deportivas, por ahí anda la cuenta de las medallas que han ganado los matanceros en estos años de Revolución. Como diría Guillén: ¡Matanzas tiene lo que tenía que tener! (APLAUSOS)

Pero tenemos, sobre todo, nuestra dignidad y nuestra independencia, nuestra valentía y nuestro heroísmo, aun en los tiempos difíciles que vivimos, y los tendremos aun si vienen tiempos más difíciles.

¿De qué nos van a hablar? ¿Del pasado? ¿Del capitalismo? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿De la propiedad privada? ¿De los latifundios? ¿De las corporaciones? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Del imperialismo? ¿Del neocolonialismo? ¿Para qué nos van a hablar de toda esa basura? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿De qué otra forma calificar todo aquello? Sí, ¿de qué nos van a hablar? ¿De los tiempos de la mendicidad? ¿De qué nos van a hablar? ¿De la época de la prostitución? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Del saqueo sistemático del tesoro público? ¿De la politiquería? ¿De la explotación despiadada de los trabajadores? ¿De los campesinos sin tierra, o pagando rentas, tantos por cientos de sus producciones?

¿De qué nos van a hablar? ¿De aquella sociedad de la discriminación racial, como ocurría en algunas capitales de provincia, donde los blancos iban por un lado y los negros por el otro, unos por unas calles, o por un paseo del parque y otros por otro? No sé si era Santa Clara o Villa Clara la que tenia una de esas cosas, y por acá ya me imagino los lugares exclusivos. Eso tenía distintas formas.

¿Nos van a hablar de la discriminación? ¿Nos van a hablar de la prostitución y de todos los vicios de aquella sociedad, de los niños descalzos pidiendo limosnas y sin escuelas, del analfabetismo, o de las mujeres dedicadas al empleo doméstico y a la prostitución directa o indirecta? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Que no nos vengan a hacer cuentos con su capitalismo, sus economías de mercado y todas las locuras de esa índole, que ya las conocimos y creo que podemos recordarlas.

¿De qué me van a hablar, de Birán, donde viví y crecí como hijo de propietario de tierra, de terrateniente, desde dónde pude ver lo que era el capitalismo, en los cientos y cientos de niños allí que se quedaban en primer grado, segundo grado o tercer grado, si iban a la escuela?, y el que llegaba a sexto grado se volvía un bicho enseguida y lo convertían en mayoral o algo de eso.

No tengo nada que decir de mi padre como hombre, puesto que siempre tengo muy presente su generosidad, aunque su posición social era ya no la del hijo de un humilde campesino de Galicia, sino la de un señor que poseía grandes extensiones de tierra.

Yo conocí el capitalismo hasta sin haberlo sufrido, viéndolo, y mucho tiempo tuve después para pensar y meditar sobre lo que era aquella sociedad del plan de machete y de la Guardia Rural; esa Guardia Rural que los yankis nos organizaron aquí cuando desarmaron al Ejército Mambí, pero esta vez no pudieron desarmar al Ejército Rebelde y se acabó el plan de machete y se acabó la Guardia Rural (APLAUSOS).

¿De qué nos van a hablar? (EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, Fidel!" y "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!") ¿De qué nos van a convencer? ¿A los matanceros qué les van a decir? (EXCLAMACIONES DE: "¡Tenemos un socialismo fuerte!") ¿Y a las mujeres de Matanzas que les van a decir? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nada!" y "¡Para lo que sea Fidel, para lo que sea!")

Antes de la Revolución la mujer constituía solo el 10% de la .fuerza laboral y ahora constituye el 40%, y no solo eso, sino que esa mujer discriminada, sin otro porvenir que los que mencionaba del empleo doméstico, o de la prostitución directa o indirecta, porque la escogían a veces para tal y más cual trabajo, para que sirviera de señuelo y de atractivo a los compradores, esa mujer hoy constituye alrededor del 60% de la fuerza técnica de Matanzas (APLAUSOS); de manera que el grueso de las inteligencias desarrolladas en esta provincia son mujeres. ¡Qué lejos hemos llegado los esclavos! (APLAUSOS)

¿Quién quiere que volvamos a la época de los barracones? (EXCLAMACIONES DE: "¡Nadie!") ¿Y con qué nos van a obligar a volver? ¿Acaso con la amenaza de hambre, con el bloqueo recrudecido, con el triunfalismo imperialista después de los desastres ocurridos en el este de Europa? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") ¿Con qué nos pueden amenazar a nosotros que somos los descendientes de Maceo y de Martí, de Máximo Gómez y de Agramonte, del Che y de Camilo, de Abel Santamaría y Frank País? (APLAUSOS PROLONGADOS) ¿Con qué nos van a amenazar, con hambrunas, con bloqueos, con guerras? (EXCLAMACIONES DE: "¡No!") Más bloqueo y más sufrimiento que los que padecieron nuestros antepasados no los podremos sufrir jamás, porque hoy somos dueños de la tierra, ya no pertenece sino al pueblo; hoy somos dueños de las fábricas, ya no pertenecen sino al pueblo; de los medios de producción, de lo que sea. ¡Y nos la arreglaremos, nos la arreglaremos como sea; pero al barracón no volveremos! (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS)

Si nos amenazan con sus armas sofisticadas, allá ellos si creen que no están viéndoselas con un pueblo valiente y un pueblo inteligente y que sabe luchar. Y si luchamos allá a 14 000 kilómetros —ni se sabe—, si nos metimos en aquella trampa de Cuito Cuanavale que habían creado los enemigos y que se volvió trampa para ellos, aquí en nuestras costas, en nuestros campos, en nuestras montañas, en nuestras ciudades, en nuestros cañaverales, en nuestras arroceras, en nuestros pantanos, sabremos luchar como luchamos en Cuito Cuanavale (APLAUSOS); sabremos luchar más todavía de lo que luchamos en Cuito Cuanavale y sabremos resistir más años que los que resistimos en Angola hasta la victoria (APLAUSOS PROLONGADOS).

Eso es lo que podemos decir de las armas sofisticadas del imperialismo, que si no fuera porque estamos entre personas decentes, ya le podríamos recomendar qué hacer con ellas (RISAS Y APLAUSOS).

Nuestro ejército es un ejército de millones de hombres y mujeres que van desde los adolescentes hasta los ancianos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: "¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!")

¿Con qué van a asustarnos, con sus llamadas armas inteligentes? Es que nosotros somos más inteligentes que esas armas y más inteligentes que los que tienen esas armas; y las nuestras no se pueden subestimar, sobre todo, porque detrás de cada una de ellas hay un patriota, hay un revolucionario (APLAUSOS).

No se puede decir que pantalones, como gritaron por allá (RISAS), porque eso es machismo; puede haber pantalón o saya, short o trusa, lo que quieran (RISAS), detrás habrá un patriota de esos que no se dejan engatusar, ni confundir, ni asustar. De modo que con nosotros, señores imperialistas, la cosa es diferente, con nosotros es harina de otro costal; así que al pasado no regresaremos jamás (APLAUSOS).

Batallas ideológicas hay que librar, y grandes batallas ideológicas, porque parece que hoy el imperialismo no tuviera ningún otro enemigo en este mundo, nada más que la pequeña Cuba, este verde caimán del Caribe, como dijo una vez el Che (APLAUSOS).

Ya toda su propaganda, todos sus recursos, todos sus medios no se dirigen contra el antiguo campo socialista, contra la URSS, contra nadie, y le exigen condiciones a todo el mundo respecto a Cuba. Es una vergüenza cómo se dirigen a la URSS y le dicen que si quiere alguna colaboración económica tiene que cesar toda colaboración con Cuba en todos los terrenos. Pero no solo eso, recientemente en un acuerdo del Senado le introdujeron una enmienda sobre la relación económica con China en la que le decían que no habría cláusula de nación favorecida —esta es una cláusula que se usa en el comercio internacional y que los chinos tienen, que debe renovarse— si tenían colaboración con Cuba. Se dirigen a grandes potencias, como la URSS, aprovechando la coyuntura de estos tiempos para poner condiciones, ¡condiciones! Vean qué nivel de odio, qué nivel de espíritu revanchista, qué deseo de venganza contra la Revolución, qué miseria política y humana.

Claro, debo decir también que tanto los soviéticos como los chinos han dicho que no aceptan ningunas condiciones de ese tipo (APLAUSOS); pero la presión es impresionante, ¡impresionante!, y amenazan con no prestar ningún tipo de colaboración.

Yo no sé realmente si pueden, se lo digo, porque no se puede partir de la suposición de que están nadando en oro los imperialistas, y mucho menos los imperialistas yankis. Los capitalistas tienen dinero, pero no tienen suficiente dinero para satisfacer la demanda. A veces sus posiciones son humillantes, y no se concibe cómo son capaces de dirigirse a grandes países con el lenguaje en que lo hacen, porque esa es una falta de respeto, de elemental respeto a la dignidad de los gobiernos y a la dignidad de los pueblos; pero como algunos están atravesando situaciones difíciles, prácticamente los obligan a ser heroicos frente a las presiones yankis. Es un descaro inaudito. Pareciera que en el mundo no quedara más que Cuba hacia lo cual enfilar los cañones.

Bueno, cañones y lo que dijo alguien por allá pega, pero no debo repetirlo (RISAS). Cañones rima con todo (RISAS). Ciertamente no tenía esas intenciones, caballeros, pero veo que se ríen y es verdad, me doy cuenta: cañones y corazones riman perfectamente (RISAS), quién puede negarlo (APLAUSOS). Hacia nosotros enfilan los cañones, todos los cañones, esa es la realidad: miren qué honor nos han hecho, miren qué privilegio nos han concedido defendiendo las ideas más justas de la historia de la humanidad, defendiendo las ideas del socialismo y defendiendo las ideas del marxismo-leninismo (APLAUSOS).

A nosotros no vino ningún grupo de apóstoles a enseñarnos marxismo-leninismo. Eso lo aprendimos aquí y, en todo caso, siguiendo las corrientes universales, siguiendo el pensamiento socialista, siguiendo el pensamiento de los grandes revolucionarios del siglo pasado y del presente siglo; porque mientras más conocemos al imperialismo y sus miserias, más socialistas nos sentimos, más comunistas nos sentimos (APLAUSOS).

Acabamos de regresar de una reunión histórica. Es verdaderamente histórica porque por primera vez se produce un encuentro de dirigentes latinoamericanos —en este caso incluyeron dos países europeos, dos países ibéricos—, y por primera vez nos reunimos sin que de Washington nos hicieran una señal; porque para reunir a los líderes latinoamericanos no había que hablar siquiera, bastaba que el Presidente de Estados Unidos moviera un dedo y nada más, para allá iba todo el mundo.

Esta vez fueron los latinoamericanos los que organizaron la reunión, los mexicanos, y tuvieron la valentía de invitar a Cuba —porque hay que ser valiente para invitar a Cuba, y los mexicanos tuvieron esa valentía—, que no les gustó ni un poquitico a los yankis (APLAUSOS). Y cuando no pudieron impedir el viaje, se dedicaron a organizar todo tipo de sabotajes, planes de todas clases —como es de suponer—, a crear problemas y dificultades; pero parece que todos los tiros les salieron por la culata.

Hicieron una propaganda enorme, sin embargo allí, en las masas —no solo en las masas, entre las personalidades, entre dirigentes y cuadros políticos del país, en todo el mundo— y de modo muy especial en el pueblo, y en el pueblo de Guadalajara, las expresiones de solidaridad y de simpatía hacia Cuba eran extraordinarias, ¡realmente extraordinarias! (APLAUSOS); lo que demuestra que los pueblos no olvidan la historia, que los crímenes imperialistas no se olvidan, que la masa enorme de publicidad y de campañas contra la Revolución Cubana les roza la piel a todos aquellos que tienen aunque sea instinto de clase, y que saben quiénes están con los pobres de este mundo —como decía Mandela, recordando a Martí—, quiénes están con los oprimidos y con los explotados, y quiénes están contra los explotadores, los conquistadores, los colonizadores, los neocolonizadores y los saqueadores, ¡lo saben! De modo que allí nos podíamos sentir como aquí, en familia.

Tuvimos que caminar un kilómetro. Había decenas de miles de personas. Me retrasé porque periodistas y mucha gente me detenían. No pude ir en la primera fila, tuve que ir casi en la última, iba solo por ahí, como una paloma (RISAS); pero encantado, feliz. Mientras más planes habían preparado, más contento estaba yo, más gusto me daba (APLAUSOS); aunque debo decir, con toda justicia, que las autoridades mexicanos organizaron el evento muy bien y tomaron las medidas que consideraban adecuadas, dentro de lo posible, porque ustedes saben que solo dentro de lo posible se pueden tomar determinadas medidas de seguridad.

Lo demás es placer, porque cuando uno desprecia al enemigo experimenta un cierto placer. No creo que sea una falta, es algo que tengo que agradecerles a los enemigos: el gusto que me dan cuando se enloquecen, se ponen a inventar cosas y fracasan (RISAS).

Decía que esta reunión tuvo carácter histórico. Debo decir, además, que allí, en aquel conjunto de dirigentes, pude apreciar a muchas personas con capacidad, y una parte de ellas con notable capacidad. Los propios yankis hicieron todo lo posible para tratar de que entre ellos surgiera gente que quisiera atacar a Cuba, polemizar con Cuba, y la verdad es que el éxito que tuvieron fue muy muy poco, podemos decir que ninguno, independientemente de diferencias políticas e ideológicas, independientemente de que algunos están, unos poquitos, en perfecta sintonía con el pensamiento de Washington —no de Washington el fundador de Estados Unidos, sino de la capital del imperio.

En general, allí prevaleció la amabilidad, la cordialidad y el respeto entre todos por encima de diferencias ideológicas; aunque yo sabía el momento en que estábamos viviendo: una de las características de este momento es la tremenda ola de neoliberalismo que hay en toda la América Latina y en todo el mundo; puede decirse casi que es mundial, pero de manera especial en América Latina. Es decir, el capitalismo está de plácemes con motivo de los desastres políticos de los países socialistas del este de Europa por razones que no es el lugar adecuado analizar.

Tenemos nuestros pensamientos sobre todas estas cuestiones y teníamos nuestras ideas desde hace mucho tiempo, y entre los que tenían ideas muy claras, muy claras, clarísimas, más claras que las aguas de Varadero, estaba el Che (APLAUSOS), como profeta que hubiese vislumbrado los frutos que tendrían algunas de las prácticas de la construcción del socialismo, independientemente de factores históricos y del hecho de que tal sociedad se iniciara en los países más pobres de Europa, con la ayuda de un país como la URSS que había sido destruida dos veces en menos de 25 años frente a un imperio que, al final de la Segunda Guerra Mundial, acumuló todo el oro del mundo y que no perdió ni un solo tornillo de su industria, ni un solo átomo de su economía en los años de guerra.

Hay que hacer estudios serios y profundos. No es ni siquiera este el momento adecuado de hacerlo, cada cual debe ser responsable de sus propios hechos y de sus propios actos, y la Revolución Cubana es responsable, históricamente, de sus propios hechos y de sus propios actos. Y vean bien que decimos "sus", porque fueron nuestros y no de otros, tenemos nuestras ideas, nuestras concepciones, y hemos hecho las cosas a nuestra manera.

Nosotros no tenemos que inventar hoy, por ejemplo, la pequeña propiedad agrícola, porque aquí tenemos 70 000 pequeños propietarios agrícolas, 70 000 escuelas para saber lo que es la propiedad agrícola y cómo se puede trabajar con ellos y coordinar; no tenemos que ponernos a repartir empresas estatales o cosas por el estilo, porque en nuestro país sería la locura del siglo, no alcanzaría Mazorra con todas sus capacidades para albergar allí al loco que se le ocurriera hacer semejante cosa —digo Mazorra, el viejo nombre, el Hospital Psiquiátrico de La Habana, el mayor del país y uno de los más famosos y mejores del mundo. De modo que hicimos las cosas a nuestra manera.

Aquí no hubo colectivización forzosa ni cosa parecida, ni ninguno de los fenómenos que se dieron en otros lugares, y si se dieron algunos negativos fue porque los copiamos de una manera incorrecta, porque lo peor es copiar. Eso no significa menospreciar en lo más mínimo la experiencia de otros, no, son cosas diferentes. Además, nunca nadie nos dio órdenes, ni siquiera se atrevió nadie a tratar de darnos órdenes. No había, ni hay, ni habrá nadie en el mundo que nos pueda dar órdenes (APLAUSOS).

Con motivo de esos problemas del socialismo, que es muy nuevo, recién salido del cascarón, porque las bases y la esencia del capitalismo tienen miles de años como, por ejemplo, la propiedad privada, solo que durante miles de años eran objeto de propiedad no solo las cosas, sino también los hombres, desde la famosa Grecia, y en ese sentido lo de Atenas no resulta demasiado simbólico si no como experiencia histórica o como admiración justa por el arte que fueron capaces de desarrollar; pero era una sociedad esclavista, cuatro gatos se reunían en una plaza y decían: "Eso es democracia", el resto de los ciudadanos no tenían derecho y la inmensa mayoría eran esclavos. Se pone usted a leer los escritos de los filósofos de Grecia y en algunos de ellos aparecen sus testamentos, y hablan mucho cuando legan, cuando hacen un documento diciendo a quién le dejan sus propiedades, y siempre dicen: "Gozo de buena salud, pero por si acaso..." Así empezaban, por lo general, los testamentos, y continuaban diciendo: "Lego tal esclavo a este, a este...". Digo: Si hasta los filósofos, que eran gente sabia y se creían justos, tenían un montón de esclavos. Por eso no podemos poner de ejemplo aquel tipo de democracia.

El capitalismo viene de la época de Homero y aun antes de Homero, sus bases tienen miles de años. El socialismo tiene apenas decenas de años, está en pañales; diríamos que el socialismo está en esa etapa que en los hospitales materno-infantiles llaman perinatal. El socialismo está en fase perinatal, que son esos primeros seis o siete días de vida del niño, que son los más peligrosos y hay que tener cuidados especiales; nosotros hemos creado salas de servicios intensivos perinatales, como parte de nuestro programa para la protección de la salud de los niños.

Es decir, es lógico que el socialismo, la más justa de todas las ideas, tenga que atravesar períodos y dificultades; en algunos países desapareció. Hay casos como el de la antigua RDA, de donde ahora llegan noticias que son horripilantes, ¡el apartheid en la RDA! Quizás el ANC tenga que darles asesoramiento político a los negros, a los asiáticos, a los mestizos, a toda esa gente que, por una razón o por otra, fueron a parar a la RDA; ahora los persiguen por las calles y se han dado casos de linchamientos de vietnamitas, de mozambicanos, de angolanos —no sé si le toque en suerte a algún cubano que se haya quedado por allá—; los persiguen grupos fascistas como una manifestación de xenofobia, odio racial. Eso es lo que ha venido a sustituir a aquella sociedad, el renacimiento de los sentimientos más repugnantes de odio racial, de arrogancia y de la idea de la superioridad racial fascista. Esas noticias llegan independientemente de otras, porque han empezado a conocer el beso de amor del diablo, el beso de amor del capitalismo, a pesar de que todavía no están en pleno capitalismo, solamente marchan hacia el capitalismo y se dan fenómenos de esa naturaleza.

Hay algunos que se olvidan de que China es un país socialista que mantiene inalterables los principios del socialismo, y tiene 1 100 millones de habitantes, como si no fueran nada los habitantes de ese país donde se acabaron las hambrunas, las calamidades que durante miles de años azotaron a esa nación. Ahora están padeciendo algunas calamidades grandes, inundaciones, lluvias como hacía 100 años que no tenían lugar; pero allí está el Estado socialista, está el partido, está el gobierno y no quedará ninguna de aquella gente desamparada. Es doloroso, porque sabemos el enorme esfuerzo que han realizado en la construcción de embalses, canales, y el daño que les puede hacer en la agricultura; pero allí no se morirá nadie de hambre, de eso estoy seguro, allí no se morirá nadie por falta de asistencia médica.

La URSS atraviesa problemas muy serios, es impredecible la evolución de los acontecimientos; esperamos que evolucionen de la forma más positiva posible.

Toda esta situación ha llevado al imperialismo a un enorme triunfalismo, ha llevado el escepticismo a muchas fuerzas progresistas y a muchas fuerzas de izquierda en el mundo. Hay gente que quisiera morirse de oportunismo antes que recordar que militó en un partido comunista, que siente miedo de haber militado en un partido comunista, que siente miedo del inmenso honor de haber militado en un partido comunista; porque militar en un partido comunista, cualesquiera que sean los errores que cometa ese partido, será siempre el más grande honor, porque no es lo mismo militar en un partido de los pobres que en los partidos y en los clubes de los millonarios y de los saqueadores (APLAUSOS).

De cualquier error se podrá acusar a los comunistas, menos de ser explotadores del hombre por el hombre, menos de haber apoyado la explotación del hombre por el hombre.

Todo lo ocurrido ha creado confusión y una oleada de neoliberalismo. A ello se unen otros factores: la deuda externa, las exigencias del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de las instituciones financieras internacionales que les dicen: "Si no haces esto, no te damos un centavo", y los obligan.

Hay algunos que creen en el neoliberalismo y hay otros que no les queda más remedio que creer, porque si no, no les dan un solo centavo, entonces hay una ola de privatizaciones. Lo que está de moda son las privatizaciones, las empresas privadas y las economías de mercado, una nueva forma extraña, rara de llamar las cosas, que no se entiende bien y no se sabe si los que la mencionan y la repiten lo entienden; pero economía de mercado, iniciativa privada, propiedad privada, empresa privada, solo tiene un nombre: capitalismo, nada más. Ya dan por desechadas las ideas del socialismo como algo prehistórico, como si lo prehistórico verdaderamente no fuera el capitalismo, el colonialismo y el neocolonialismo, y lo nuevo, lo verdaderamente nuevo, el socialismo.

Algunos han dicho con relación a Cuba: "Queremos cambios" —si nosotros hemos hecho más cambios que nadie en 30 años, si nosotros en 30 años hemos hecho los cambios que no se hicieron en 3 000 años—, y les he dicho: Lo que quieren no es cambio, sino recambio, ¡y recambio no habrá! Esa es una realidad (APLAUSOS).

Desde luego, la mayoría del pensamiento en muchos de los dirigentes latinoamericanos es la cuestión del capitalismo y del neoliberalismo, unos más, otros menos, en una situación sin alternativas.

Hay un lenguaje nuevo, se habla mucho de la justicia social, redistribución de riquezas. En un cierto momento pedí la palabra para expresar que cuando oía afirmar y repetir eso experimentaba alucinaciones, que por momentos me parecía estar en una reunión de líderes de partidos políticos radicales de izquierda, y que seguramente era la influencia de los cuadros de Orozco que estaban en el techo de aquel salón donde estábamos reunidos, unos cuadros muy revolucionarios que había allí, pero con la fantasía de un gran pintor como lo fue Orozco. Dije que de todas maneras me alegraba de que se hablara de justicia social y de redistribución de las riquezas, que podía significar tal vez que se tomaba conciencia. Más o menos esas fueron mis palabras.

No hay duda de que entre todos los dirigentes políticos se habla del tema de la redistribución y de la justicia social, eso no falla. Yo me preguntaba: Pero, ¿de dónde vino la injusticia?, ¿de dónde vino la desigualdad?, ¿de dónde vino la pobreza?, ¿de dónde vino el subdesarrollo?, ¿de dónde vinieron todas esas calamidades sino del capitalismo?, ¿y de dónde vino el colonialismo sino del capitalismo?, ¿y el neocolonialismo y el imperialismo sino del capitalismo? Parece que los creadores del cielo y de la tierra son los culpables de que haya pobres y que el sistema social no tiene nada que ver con eso, que el capitalismo no tiene nada que ver con eso. ¡Es increíble! Ese es el lenguaje, ese es el pensamiento, esa es la doctrina.

Querer resolver esos problemas a través del capitalismo, en un mundo que se ha dividido entre países capitalistas inmensamente ricos y una mayoría de países inmensamente pobres como consecuencia precisamente del capitalismo, del colonialismo, del neocolonialismo y del imperialismo; en este mundo pensar que las recetas neoliberales van a promover el milagro del desarrollo de nuestros países es una ilusión increíble, porque es como querer apagar el fuego con gasolina, como si no supiéramos las cifras. Hay países en América Latina donde el 5% de la población recibe hasta el 50% de los ingresos, y donde el 30% ó 40% de la población recibe un 10%, una desigualdad, una injusticia increíbles.

Toda esta pobreza que padecen los países latinoamericanos es un fruto directo del capitalismo. Pero se elaboran teorías y más teorías de que la iniciativa privada es generadora de riquezas y de que para que haya justicia social tiene que haber capitalismo, la empresa privada, la economía de mercado y el sistema capitalista puro, tan puro como en el siglo pasado, y las consecuencias de todo eso se tratan de encubrir con las palabritas "redistribución de riquezas".

Redistribuyen un poco de riquezas allá en Europa y en los países que saquearon al mundo, los que, aunque tienen decenas de millones de desempleados, tienen algo que darle al desempleado durante un tiempo; pero en estos países de América Latina, hay muchos donde la diferencia entre los ingresos de una parte de la población y los ingresos de otra parte de la población es de 40 a 1. El capitalismo no tiene ni la posibilidad, ni la moral, ni la ética, ni la voluntad de resolver los problemas de la pobreza.

Ahora, bien, ¿en América Latina cuántos pobres hay? Según un congreso que se acaba de celebrar hace unos meses en Quito —un congreso sobre la pobreza—, en América Latina hay 270 millones de pobres; de ellos, 84 millones de indigentes. Esa es la situación del conjunto de América Latina. Cuando hablo de América Latina, hablo del conjunto; hay diferencias importantes entre un país y otro. Hay países en América Latina que tienen unos ingresos extraordinarios, por exportaciones altamente valoradas en el mercado mundial, son muy ricos, otros son mucho más pobres; se les hace más soportable la situación a aquellos que tienen grandes ingresos que a los que tienen muy pocos. Los que tienen grandes ingresos de exportaciones tienen menos dependencia de los organismos financieros internacionales, pueden maniobrar un poco más.

Pero la calamidad social llega a todas partes. Hay no menos de 20 millones de niños sin hogar en América Latina, otros dan la cifra de 30 millones de niños sin hogar en el conjunto de América Latina, por las calles. Hay millones de niños en edad escolar que trabajan más de ocho horas.

El número de niños en el conjunto de América Latina que termina la enseñanza primaria es de 44 por cada 100 que ingresan. Es que me recuerda Birán, pasa lo que allí pasaba: una escuelita pública, un maestro, no había recursos, no había nada, los padres se llevaban los hijos a trabajar en el campo, o a hacer cualquier cosa, o no tenían ropa, ni zapatos, ni comida para ir a la escuela. Es decir que, según los datos que he leído, 56 no llegan a sexto grado, calculen los que llegan a secundaria básica, y a pesar de eso llegan millones, después saturan las universidades y luego no tienen empleo. Llega una parte pequeña de los niños a primaria y a secundaria, y a pesar de todo hay millones en las universidades; esa es una fuerza explosiva, todos esos intelectuales universitarios que más tarde no tienen empleo.

La mortalidad infantil en América Latina está alrededor de 60 por cada 1 000 nacidos vivos en el primer año de vida. La mortalidad de menos de cinco años —incluye, por supuesto, a los de menos de un año— entre el 70 y el 80 por cada 1 000. Hay países que tienen menos, bastante menos, y hay otros que tienen bastante más.

Del 30% al 40% de la fuerza laboral activa está desocupada o semiocupada en América Latina; la desnutrición abarca 80, 100 millones de personas; las perspectivas de vida no alcanzan los 70 años como promedio, están muy por debajo de los países desarrollados.

Esto de escuelas especiales para toda la población ni soñarlo. Esto de médicos de la familia parecería un cuento que trajo un viajero de una estrella lejana. Los niveles que tenemos de maestros per cápita, de médicos per cápita, todas esas cosas ni en sueños. En cambio hay médicos a veces haciendo otros trabajos que no tienen nada que ver con la profesión, trabajos manuales.

La propia Matanzas es un ejemplo de lo que ocurría antes. Aquí había doscientos treinta y tantos médicos —creo que 236—, ahora tiene 1 900; enfermeras había 116, ahora tiene 4 000 entre enfermeras y auxiliares. Añádanles los miles de técnicos que antes no existían en el servicio de salud.

Todas esas calamidades están presentes en América Latina. Todas las capitales de América Latina están rodeadas de barrios de indigentes, y muchas veces en las poblaciones de las capitales es mayor el número de los que viven en las villas miseria y barrios indigentes que el de los que viven en condiciones normales. Están rodeadas de villas miseria todas las capitales, sin una sola excepción.

¿Y quién tiene la culpa de eso? ¿Es que el capitalismo es ajeno a ese problema? ¿Es que el colonialismo y el neocolonialismo son ajenos? ¿Es que el imperialismo yanki es ajeno a ese problema? Cómo van a venir ahora con la teoría de que la receta es esa: más capitalismo para desarrollar a los países.

Nosotros somos un país que hemos dependido de la caña de azúcar fundamentalmente, no tenemos grandes recursos de esos por los cuales se paga cualquier cosa en el mundo; no tenemos mares de petróleo en nuestro subsuelo que nos dieran miles de millones cada año. Nuestra población, incluso, es una población que tiene tantos habitantes por kilómetro cuadrado casi como China, nos acercamos a los 100 habitantes por kilómetro cuadrado. En nuestro país tenemos que ganarnos el pan duramente. A pesar de eso exportamos calorías para 40 millones de personas en el mundo. Ahora estamos entrando en otros campos, estamos entrando en el campo de la ciencia, la biotecnología, otras muchas cosas; estamos entrando en el campo del desarrollo de esos recursos naturales fabulosos que tenemos, de las bellezas de nuestro país y de las playas de nuestro país, que vienen a ser como nuestro petróleo, y tenemos que explotarlos.

Tenemos otros campos en que, con el apoyo de la ciencia y la técnica, nos estamos desarrollando bastante. Tendremos que conquistar con inteligencia y con tesón nuestro lugar en este mundo y nuestra independencia económica, no nos queda más remedio, en condiciones difíciles. Cuando se ha producido la catástrofe allá en el este de Europa, cuando la URSS atraviesa enormes dificultades, cuando el imperialismo es más triunfalista que nunca, cuando el neoliberalismo está de moda, cuando tenemos un bloqueo rígido y cada vez más rígido de los imperialistas, en esas condiciones tenemos nosotros que abrirnos paso. Es nuestro deber más sagrado y más elemental si queremos tener patria, si queremos conservar no solo las conquistas de nuestra Revolución, sino la soberanía y la independencia de este país que tanto trabajo costó alcanzarlas.

Pues bien, somos un país de escasos recursos y, sin embargo, ninguno de esos fenómenos que mencioné existen en Cuba. En Cuba la mortalidad infantil el año pasado fue de 10,7 por cada 1 000 nacidos vivos, estamos por encima de muchos países desarrollados; la de menos de cinco años fue de 14. Son cifras impresionantes. Nuestra perspectiva de vida está alrededor de los 76 años y sigue hacia arriba.

El analfabetismo desapareció hace rato. Casi el ciento por ciento de los niños que inician la primaria la terminan, más del 90% de los que están en las edades correspondientes están en la secundaria; el nivel de escolaridad de los trabajadores, en algunas provincias como Matanzas, es de 10 grados.

No conocemos el fenómeno de las villas miseria, como regla, salvo casos muy aislados que, pese a los esfuerzos, se han creado. El fenómeno de la desnutrición es una cosa insignificante, niños desnutridos aquí aparecen por enfermedad en los hospitales, o por descuido de la familia.

No se puede decir que no haya un empleo para el que quiera trabajar en este país, aun en período especial, porque siempre hay que hacer muchas cosas, incluso cuando nos faltan materias primas en las fábricas.

Más de 20 000 graduados universitarios, aun en período especial, reciben su puesto de trabajo: ingenieros, economistas, ingenieros agrónomos, todos. Solo del área de la ingeniería y de la economía hay como 8 000, y ya se sabe dónde va cada uno de ellos. Es muy posible que no los necesiten ahora nuestras fábricas, pero no los mandamos para la calle, los ponemos al lado de otro ingeniero para que sigan aprendiendo, adquiriendo experiencia, para que se constituyan en una reserva de ingenieros y de cuadros técnicos; pero nuestra sociedad, solidaria y humana, no envía a nadie para la calle, no deja a un solo graduado sin empleo, reparte lo que tiene, y ese es el socialismo, esa es la justicia social, reparte lo que tiene (APLAUSOS). Si tiene mucho puede repartir mucho y si tiene poco puede repartir poco, pero reparte lo que tiene, no deja a nadie desamparado.

No hay una sola madre en este país desamparada, o porque es madre soltera o porque tuvo un hijo o dos, y algunas han tenido hasta siete, más o menos, con un nivel de irresponsabilidad inmenso; pero el Estado no deja que pasen hambre los siete y llega la seguridad social y son atendidos.

Todos los trabajadores están amparados por la seguridad social. Toda la población tiene derecho a la salud gratuita, aunque sea al trasplante del corazón, a los centros de educación. Eso es el socialismo.

Claro, como nos declaramos enemigos de los grandes monopolios, nos declaramos enemigos del imperio, no nos quieren perdonar eso. ¿Cómo pueden perdonar que un pequeño país del que pensaban apoderarse a lo largo de la historia, como manzana madura que cayera por sí sola de la mata, haya hecho una revolución social? Harán todo lo posible por barrer de la historia este proceso revolucionario, este ejemplo. No se resignarán.

Pero hay dos gentes que no nos resignamos. Ellos no se resignan a la Revolución y nosotros no nos resignamos jamás con volver al pasado. No nos resignamos jamás con volver a ser una neocolonia y una posesión yanki, ¡jamás! (APLAUSOS) Vamos a ver cuál de las dos resignaciones es más tenaz y cuál de las dos tiene más fuerza (Del público le dicen: "¡Nosotros!")

La América Latina está en este dilema. No es fácil el problema de la América Latina y el Caribe. Son 446 millones de habitantes y dentro de 25 años serán 800 —la población que hoy tiene la India—, con todos estos problemas de que hablé; y hay hombres, hay destacados dirigentes políticos en los gobiernos y entre las personalidades con las que yo me encontré, que comprenden estos problemas.

A la América Latina no le queda otra alternativa que integrarse, unirse. Fue lo que soñaron siempre los fundadores de estas repúblicas, fue el sueño esencial de Bolívar y casi 100 años después el de Martí.

Era lógico, por eso dije en aquella reunión una frase dura, pero la dije, pensando en la historia de este hemisferio desde las luchas por la independencia: "Pudimos serlo todo y no somos nada". Me referí a la comparación entre lo que es hoy América Latina dividida, balcanizada, frente a una Comunidad Económica Europea poderosísima y cada vez más proteccionista; frente a una potencia como Japón, poderosísima económicamente y cada vez más proteccionista, y Estados Unidos, el otro tercer gran polo económico entre los países ricos, desarrollados, que son dueños de todo el oro y las divisas del mundo, y que administran las instituciones internacionales de créditos.

Ante la nueva situación creada a nivel internacional empieza a ser la preocupación número uno de Estados Unidos su competencia con Europa, con Japón y sus socios; quiere asegurar su patio trasero que es América Latina y lanza la llamada Iniciativa para las Américas. Esa iniciativa choca con la vital e indispensable integración de América Latina, porque se basa en una serie de acuerdos bilaterales con los países a fin de desarrollar formas neocoloniales de comercio caracterizadas, fundamentalmente, por el intercambio desigual; buscan materia prima y mano de obra barata para sus capitales.

El desarrollo de semejante política choca con la idea del comercio entre las naciones latinoamericanas y la integración económica de América Latina, que es su única salvación posible. El comercio de los países de América Latina entre sí es insignificante: en 1970 era un 12% de sus exportaciones, y ahora es un 13%; en cambio el comercio entre las grandes potencias económicas y el comercio entre los países de los grandes bloques económicos crece constantemente.

Esta iniciativa amenaza a la integración de América Latina y la amenaza con integrarla a la economía de Estados Unidos, que de los tres bloques es el que está peor. Nadie se imagine que Estados Unidos está en un lecho de rosas desde el punto de vista económico; se ha vuelto un país incapaz de competir, no puede competir con Europa ni puede competir con Japón, y, dentro de Europa, una de las potencias vencidas en la Segunda Guerra Mundial, Alemania, es la más poderosa; Japón, otro de los vencidos, es muy poderoso.

Un periodista de la televisión norteamericana que me hizo una entrevista —decía que era para el deporte y habló un poco de deporte y todo el resto fue de política—, me comentaba que la URSS se había arruinado en la carrera armamentista con Estados Unidos, y yo le dije: La URSS sola no, la URSS será la primera arruinada, pero los segundos son ustedes porque ustedes están arruinados también. ¡No canten victoria!, le dije (APLAUSOS).

Ahora, ¿qué ocurre en Estados Unidos?, y me perdonan que me extienda un poquitico más para que esta idea quede clara. Estados Unidos fue el centro del capitalismo, el más rico de todos los países, el más competitivo. Después de la Segunda Guerra Mundial tenía la hegemonía total y esas posiciones las ha perdido —en muchas industrias de vanguardia como la de automóviles, la química, electrónica, acero y otras—, ha perdido el lugar que tenía, lo han ocupado otros competidores.

En Estados Unidos, en los años siguientes a la guerra, la tasa de ganancia del capital invertido era hasta del 24%.

La tasa de ganancia en el capitalismo es muy importante, porque es el dinero que disponen para invertir más y continuar el desarrollo, y la tasa de ganancia, que antes de los años cincuenta era del 24%, hoy es de alrededor del 8%, la tercera parte.

La tasa de ahorro —como dicen los economistas— es otra cuestión importantísima en el capitalismo. ¿Qué dinero ahorra la gente de lo que recibe? Lo depositan en los bancos, los bancos lo prestan y se invierte. Estados Unidos históricamente se caracterizó por un ahorro alto, por determinadas virtudes; y según me contaba un dirigente con el que conversé, hay países en Europa en que por cada peso la gente ahorra 30 centavos, y en Estados Unidos por cada dólar la gente ahorra 5 centavos.

Eso es un índice terrible en un país capitalista como Estados Unidos.

La deuda de Estados Unidos es de 10 millones de millones de dólares —fíjense, no 100 000, ni 500 000, ni un millón de millones, 10 millones de millones—, entre la deuda pública y la privada; la del Estado es de 3 millones de millones, aproximadamente, y el resto, de empresas, de individuos. Es decir, es un país que debe dos veces el Producto Interno Bruto: produce 5 millones de millones y debe 10 millones de millones. Eso también, es un índice muy negativo para ese país; y sigue creciendo esa deuda.

La gente se ha acostumbrado a vivir de rentas e intereses y de especulaciones, y ese país gasta mucho más de lo que produce. Baste señalar que, por ejemplo, ahora, con una recesión que han tenido desde mediados de 1990, se anuncia que el déficit presupuestario de Estados Unidos, en el año fiscal que comienza en octubre, será de 350 000 millones de dólares. Es una cifra fabulosa, aun para una economía grande como la de Estados Unidos.

Precisamente lo que les prohiben a los demás es lo que hacen ellos: dicen que no debe haber déficit presupuestario, que no debe haber déficit en el comercio, y tienen un déficit en el comercio de alrededor de 100 000 millones y., además, un elevado porcentaje del Producto Interno Bruto como déficit presupuestario de Estados Unidos. Eso no se lo admite el Fondo Monetario ni el Banco Mundial a ningún país de América Latina, tener un déficit fiscal equivalente al 7% o al 8% del Producto Interno Bruto. Estos organismos, el Fondo Monetario y el Banco Mundial, les exigen que sea cuando más el 2%, el 1,5%, el 1% o el 0%.

Estados Unidos hace 10 años tenía inversiones en el exterior que superaban en 140 000 millones las inversiones que otros países tenían en Estados Unidos, y en solo 10 años ha pasado de un saldo positivo de 140 000 millones a un saldo negativo de más de 600 000 millones de dólares. Es decir que los extranjeros o los países capitalistas que tienen inversiones allí, superan considerablemente las inversiones de Estados Unidos en el exterior. Todos estos son fenómenos absolutamente nuevos, por eso les decía que de dónde van a sacar dinero si de verdad quisieran ayudar a otros, si de verdad quisieran ayudar a la URSS.

Algunos economistas soviéticos en reuniones con economistas de Harvard han hecho unos cálculos de lo que hace falta de ayuda exterior para desarrollar la economía de mercado en la URSS, y se refieren a decenas de miles de millones de dólares por año. ¿Dónde está ese dinero?

Hoy todo el mundo está pidiendo dinero. Los países del este necesitan dinero en cantidades grandes; la URSS —según afirman algunos de sus economistas— necesita dinero en cantidades muy grandes; el Medio Oriente necesita dinero en cantidades enormes, y la América Latina, que debe 430 000 millones, ha entregado dinero neto en los últimos ocho años por valor de 224 000 millones, necesita cuantiosas sumas. Por mucho neoliberalismo y mucho capitalismo que inventen, ¿de dónde van a sacar dinero en estas condiciones para su desarrollo?, si en vez de recibir dinero tienen cada vez menos participación en el comercio mundial, reciben cada vez menos créditos y remiten al exterior cantidades enormes de dinero, mucho más del que reciben.

Según los especialistas la demanda de dinero en el mundo supera en más de 200 000 millones la oferta. No hay suficiente dinero para todas esas demandas: América Latina, Medio Oriente, países del este de Europa, Unión Soviética; pero lo peor de todo es que el que más dinero necesita es Estados Unidos, porque, ¿de dónde saca dinero para cubrir ese déficit fiscal de 350 000 millones que va a tener el año que viene? ¿De dónde saca dinero para sufragar el déficit comercial de 100 000 millones?

Estados Unidos se ha convertido en un pulpo, en un succionador gigantesco de dinero, y ellos mismos necesitan más dinero que nadie. De modo que si la América Latina se va a integrar a la economía de Estados Unidos, se va a integrar a la economía de un país arruinado, le va a tocar la peor parte, porque lo que exporta América Latina hacia Estados Unidos es principalmente combustible y materias primas: el 60% de lo que exporta son combustibles y materias primas, y menos del 30% productos manufacturados. Es el ideal del imperialismo: comprar barato materias primas, combustibles, y vender caro, bien caro los productos manufacturados; y América Latina necesita entrar en el comercio mundial con productos manufacturados. Ese es el tipo de problemas y el desafío que tienen los países latinoamericanos; son muy serios.

Ustedes me excusan que me haya extendido un poco, porque quería trasmitirles algunas de las ideas de las realidades de lo que está ocurriendo en este mundo; la famosa Ronda de Uruguay —la habrán oído mencionar muchas veces— no avanza. Consiste en una serie de negociaciones y de fórmulas que se han elaborado para tratar de promover el comercio mundial, y cada día hay más proteccionismo en Europa, más proteccionismo en Japón y en Estados Unidos, y las medidas proteccionistas solo en parte son arancelarias. Hay otras muchas formas de proteccionismo: a veces establecen requisitos imposibles para aprobar un producto que un país del Tercer Mundo quisiera exportar, a veces le ponen cuotas para que no se exceda, y a la economía de América Latina aparte de todas estas calamidades, la amenaza el fenómeno de los tres grandes bloques económicos y sus tendencias a crear cotos cerrados en el campo económico. De manera que es muy duro el futuro de los pueblos de nuestro hemisferio, por eso a nosotros nos pareció un primer paso importante, histórico, que llegaran a reunirse por cuenta propia.

No hay que hacerse ilusiones, no hay que hacerse muchas esperanzas. Este es un proceso largo y difícil; pero el mundo no tiene una situación muy floreciente en el campo económico. Estados Unidos padece de todas estas calamidades que mencioné y algunas más; el imperialismo no puede cantar victoria. Estados Unidos es más poderoso que nunca en lo militar, en lo político tiene una enorme influencia, pero en lo económico es más débil que nunca y tiene problemas muy serios.

El mundo verá ahora cómo evoluciona este fenómeno de la competencia entre los grandes bloques económicos, esta gigantesca demanda de capital frente a una oferta limitada, y cómo sale América Latina de su tragedia.

Estas son las realidades que nosotros debemos saber analizar fríamente, serenamente, objetivamente, en la íntima convicción de la justeza de nuestra causa, de nuestras ideas y de nuestros proyectos para enfrentar problemas tan serios como los que tenemos por delante.

Curiosamente, y una prueba de que no somos dogmáticos, hoy se ha producido un hecho inusual: hemos entregado un diploma entre los 13 a un centro de trabajo, el hotel Sol-Palmeras (APLAUSOS), que tenemos en sociedad con una empresa española. No poseemos capital suficiente para desarrollar el turismo al ritmo que quisiéramos, aunque estamos invirtiendo, por nuestra parte, bastante. Si tenemos cientos de kilómetros de playas y lugares extraordinarios, podemos, con un sentido práctico, aceptar asociaciones de este tipo. Nos alegramos de su éxito.

Nosotros a los latinoamericanos les hemos dicho que estamos dispuestos a darles, incluso, ventajas determinadas, ventajas preferenciales, en aras de la integración, en cualquier inversión de tipo económico que quieran hacer en Cuba. Eso implica también el derecho nuestro a hacer alguna inversión en algún país latinoamericano; si tenemos una tecnología determinada, por ejemplo, y hay obstáculos, barreras, una de las formas de abrir mercado puede ser una inversión en el exterior.

En la integración con América Latina, tenemos que adaptar nuestros mecanismos a esas posibilidades de inversión sin renunciar a nuestro socialismo, porque nosotros concebimos perfectamente la integración económica con América Latina sin renunciar al socialismo, aunque haya países capitalistas, unos lo serán más y otros menos. Aunque hay algunos que están privatizando hasta las calles, otros se preservan las industrias fundamentales como propiedades públicas; el petróleo, por ejemplo, lo mantienen como recurso exclusivo de propiedad pública, y así determinadas ramas o inversiones, determinadas áreas. Como nosotros le decíamos a un periodista: Para integrarse con América Latina, ningún Estado tiene que renunciar a las propiedades públicas.

Nosotros con los latinoamericanos estamos dispuestos a buscar arreglos razonables, de mutua conveniencia, pero hay una cuestión muy importante: sabemos lo que hacemos, en qué somos fuertes, en qué somos débiles, en qué áreas estamos avanzando mucho. No tendría sentido que nosotros un central azucarero, que lo podemos construir perfectamente, lo construyamos en sociedad con nadie, o que nuestras empresas cañeras se conviertan en sociedades con extranjeros. Lo que nosotros sabemos hacer y para lo cual tenemos capital, debemos hacerlo. Nosotros podemos aceptar capital extranjero donde no tengamos la tecnología, ni el capital, ni los mercados, en mayor o menor grado de sociedad, y desde luego que privilegiaremos en eso a los latinoamericanos como necesaria fase, o como necesarios pasos para el proceso de integración económica.

Creemos que somos los que estamos más preparados para la integración económica, y así se lo dijimos allí: Nosotros amamos mucho esa bandera, les dijimos; pero si un día hay que renunciar a ella para formar una sola patria común, nosotros renunciamos a esa bandera. Y si un día el mundo llega a adquirir tan extraordinario y exquisito nivel de conciencia que sea capaz de constituirse como una gran familia, estaríamos también dispuestos a renunciar a esa bandera, lo que no haremos jamás en aras de un mundo unipolar, bajo la hegemonía del imperialismo yanki; ¡eso no lo haremos jamás! ¡No renunciaremos jamás a una sola de nuestras prerrogativas! (APLAUSOS)

Nosotros somos internacionalistas, no somos nacionalistas estrechos ni chovinistas, y fuimos capaces de derramar nuestra sangre en otros lugares del mundo, en América Latina y en Africa, de manera generosa. Como recordó Mandela, por cada uno de los que fueron se habían ofrecido 10 para cumplir misiones internacionalistas. ¿Podría decirse que haya acaso un pueblo más noble, un pueblo más solidario, un pueblo más revolucionario? ¡La sangre de los angolanos era nuestra sangre, y la sangre de los namibios y la sangre de los sudafricanos es nuestra sangre! ¡La sangre de la humanidad es nuestra sangre! (APLAUSOS)

Nuestras ideas van más allá de chovinismos, de nacionalismos estrechos, nuestras ideas van más allá de todas las fronteras. Vivimos en el mundo que nos tocó vivir y luchamos por un mundo mejor; pero nuestras mentes, nuestras inteligencias, nuestros corazones están preparados para un mundo mucho mejor, para un mundo muy superior, para un mundo como aquel que querían Marx y Engels, en que el hombre fuera hermano del hombre y no lobo del hombre.

El capitalismo es el más grande creador de lobos que ha existido en la historia de la humanidad, y el imperialismo no ha sido solo el más grande creador de lobos, sino también el más grande lobo que ha existido.

Nosotros, que venimos de atrás, que fuimos conquistados, que fuimos explotados, que fuimos esclavizados a lo largo de la historia, ¡qué ideas maravillosas podemos defender hoy, qué ideas tan justas pueden ser nuestras ideas! Y podemos pensar en términos latinoamericanos y hasta en términos mundiales: ¡Qué lejos hemos llegado los esclavos! (APLAUSOS)

Pero ahora el internacionalismo está en defender y preservar la Revolución Cubana, ese es nuestro más grande deber internacionalista (APLAUSOS); porque cuando queda una bandera como esta, que representa ideas tan justas como esta, defender esta trinchera, este bastión del socialismo, es el más grande servicio que podemos prestarle a la humanidad.

Los tiempos son difíciles pero sabremos crecernos y multiplicarnos. Los 100 000 estudiantes que están participando en estos días en las labores en el campo y en otras tareas son una prueba del espíritu de nuestro pueblo, de lo que es nuestro pueblo y de lo que es nuestra juventud (APLAUSOS).

Tenemos que multiplicarnos todos y cada uno de nosotros. Cada trabajador en el puesto que ocupe cada cuadro, cada responsable del Partido y del Estado, tiene que dar todo lo que pueda dar di sí mismo; tiene que multiplicarse, tiene que ser más exigente que nunca consigo mismo y con los demás; tiene que estar a la altura de este momento histórico, ¡qué bien vale la pena estarlo!, ¡qué bien lo merece la causa que defendemos!, ¡qué bien lo merece la patria de la cual somos hijos!, ¡qué bien lo merecen las ideas de las cuales somos abanderados!

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACIÓN)


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