Segunda intervención norteamericana en Cuba

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Segunda intervención norteamericana en Cuba
Fecha 29 de septiembre de 1906 - 28 de enero de 1909
Lugar Bandera de Cuba.png Cuba
Causas Guerrita de Agosto
Conflicto Ocupación militar de Cuba a petición del gobierno de Tomás Estrada Palma para controlar al país en rebelión.
Resultado Fin de la presidencia de Tomás Estrada Palma, comienzo de la de José Miguel Gómez.

La Segunda Intervención estadounidense en Cuba se produce a petición del presidente Tomás Estrada Palma, temeroso ante una insurrección interna que ganaba fuerzas tras su reelección fraudulenta. En vez de arreglar el problema entre cubanos, Estrada Palma prefirió ampararse tras la intervención de Estados Unidos, entonces abajo la presidencia de Teodoro Roosevelt. El gobierno de Estados Unidos aceptó la solicitud, y el 29 de septiembre de 1906 el Secretario de la Guerra de Estados Unidos, William H. Taft, asumió el cargo de Gobernador Provisional de Cuba. La intervención se prolongó hasta el 28 de enero de 1909.

Causas de la intervención

Después de cuatro años de gestión y alentado por sus aduladores, Tomás Estrada Palma aspiró a la reelección, para lo cual aceptó la renuncia de su compañero de fórmula Estévez Romero y creó el Partido Moderado, con el llamado "gabinete de combate". Estos actos generaron la repulsa de sus antiguos partidarios, incluido Máximo Gómez. Pero Estrada Palma persistió en su propósito de gobernar cuatro años más a cualquier precio. Para ello en los comicios de 1905 colocó partidarios suyos en todas las mesas electorales, y la campaña se caracterizó por el fraude, el terror a la oposición, del liberal José Miguel Gómez. Al anunciar su victoria fraudulenta, la oposición se sublevó.

En agosto de 1906 comienza la Guerrita de Agosto, y la sublevación comenzó a tomar fuerza por toda Cuba. Esatrada Palma lanzó contra los insurgentes a la Guardia Rural y organizó milicias propias, con españoles veteranos de las guerras de independencia y cubanos de la peor lacra. A la oposición se sumaron veteranos del Ejército Libertador, como el general Quintín Banderas, quien fue asesinado por la Guardia Rural. Un consejo de veteranos dirigido por el general Bartolomé Masó intento mediar entre ambos bandos y pidieron entrevista a Estrada Palma, pero éste les dijo que sólo quería la capitulación incondicional de la oposición.

La sublevación continuó tomando fuerza, Tomás Estrada Palma perdía el control de la situación. Entonces solicitó del gobierno de Estados Unidos, que enviara una comisión para actuar de intermediaria. Esta comisión la integraron el Secretario de la Guerra de Estados Unidos William H. Taft y Bacon.

Medidas de los interventores

Se buscaron fórmulas de avenencia, pero todo fue inútil. Tomás Estrada Palma dimitió. Las Cámaras del Congreso de Cuba se negaron a admitir ningún candidato de transacción. Taft suspendió las funciones del Congreso y se arrogó las facultades legislativas.

Como única solución a la anarquía reinante, Estados Unidos se vio precisado a proclamar, el 29 de septiembre de 1906, un nuevo gobierno provisional que durara “el tiempo necesario para restaurar el orden, la paz y la confianza pública”. Así Taft abrió el camino para el control directo de la isla, y nombró a Charles E. Magoon como gobernador provisional de Cuba, mientras durara la intervención.

Bajo el gobierno de Magoon (1906-1907) se disolvieron las fuerzas insurrectas y las milicias creadas por Estrada Palma, y nombró un supervisor y varios asesores estadounidenses en la Guardia Rural.

Del Tesoro de la República, Magoon costeó los gastos ocasionados por la Guerrita de Agosto, los costos de la intervención norteamericana, cobró y entregó a la Iglesia Católica una elevada suma por concepto de indemnización de los bienes que le había ocupado el gobierno español en el siglo XIX, no obstante que España había indemnizado con creces a la Iglesia y Leonard Wood le había entregado otra gruesa suma. Por otro lado, Magoon dejó comprometido un empréstito de $16.500.000 para obras en el alcantarillado de La Habana.

También aumentó los sueldos a la Guardia Rural.

En total habiendo recibido del gobierno anterior fondos por la suma de $13.625.539, Magoon dejó a su sucesor sólo unos $2.800.000, de los cuales 1.000.000 estaba en bonos de la deuda exterior.

De esta forma, pese a los pretendidos fines moralizadores que se le atribuyeron oficialmente, la intervención se caracterizó por el derroche de los fondos públicos, la corrupción política y administrativa, el endeudamiento de la República y las transacciones onerosas. Estableció el uso ilimitado del soborno, la compra de conciencias y la "botella" (cargo por el que una persona cobra sin trabajar). Las obras públicas constituyeron una rica fuente de peculado: basta decir que cada kilómetro de carretera construída costó siete veces más que bajo el gobierno de Estrada Palma.

Consecuencias dejadas en Cuba

Puede decirse que la Segunda Intervención estadounidense en Cuba sentó las bases de la corrupción desenfrenada, que sería desde entonces uno de los más graves males de la República Neocolonial. Otra característica negativa de este período, fue la violenta represión contra los obreros que reclamaban racionales demandas como jornada de ocho horas, salarios justos, seguridad en el empleo, trato adecuado. La única acción proletaria que se desenvolvió normalmente fue la llamada «huelga de la moneda», en demanda de que se pagaran los salarios en moneda estadounidense porque la española estaba devaluada. Era una demanda legítima, pero, no fue por esto que el gobierno se mostró receptivo: lo que interesaba a Magoon era generalizar el uso de la moneda estadounidense para contribuir al afianzamiento del control de los Estados Unidos sobre la economía cubana. La huelga fue ganada por los obreros. No ocurrió lo mismo, sin embargo, con las huelgas de los ferroviarios, tabaqueros, azucareros y otros sectores. En estos casos, la represión ocasionó golpes, detenciones, cesantías, muertos y heridos, y hasta se trajeron esquiroles de New York. Así, se mostró sin tapujos la esencia antiobrera de los interventores estadounidenses.

No faltaron tampoco los intentos armados contra la intervención. Uno de ellos, encabezado por un grupo de oficiales del Ejército Libertador, se descubrió el día anterior al levantamiento, en septiembre de 1907, y sus principales líderes fueron condenados a penas de cárcel. Al mes siguiente se produjo otro en la región oriental (Manzanillo), que fue aplastado por las fuerzas de la Guardia Rural.

A raíz de esta nueva ocupación norteamericana y de los renovados comentarios de anexión cubana a Estados Unidos, los estudiantes de la Escuela Normal de Kansas se dirigieron al patriota y diplomático Manuel Sanguily, solicitándole opiniones directas para apoyar los pronunciamientos que, desde allá, formulaban ellos contra la anexión. Sanguily les respondió con una carta, larga y ejemplarizante, fechada el 6 de marzo de 1907. En uno de sus párrafos expresó: “Cuba –para su bien, así como para el bien, la honra y la gloria de la nación americana- debe ser siempre una República independiente y soberana”.

Elecciones y fin de la intervención

Un aspecto positivo de esta administración estadounidense en la isla, fue la elaboración de una serie de leyes complementarias a la Constitución de 1901, como la ley municipal, la ley orgánica del Poder Judicial, la ley del servicio civil, una ley electoral y otras disposiciones necesarias para el regreso a un gobierno dirigido por los cubanos.

A fin de elaborar esas leyes, se creó una Comisión Consultiva integrada por tres estadounidenses, uno de los cuales la presidía, y por nueve cubanos de diversas tendencias políticas. En esa Comisión desempeñó un papel decisivo el viejo combatiente independentista Juan Gualberto Gómez, que logró importantes victorias democráticas en asuntos como el sufragio universal y la autonomía de los municipios, frente a la tesis de sufragio limitado y de organización centralizada que defendían los tres delegados estadounidenses y algunos cubanos reaccionarios.

Pacificada la isla, terminada la labor de la Comisión Consultiva y garantizada la continuidad del dominio estadounidense, se restableció la libertad de sufragio y se prepararon nuevas elecciones. Fueron convocados comicios provinciales y municipales para el 1 de agosto de 1908 y comicios presidenciales para el 14 de noviembre del mismo año.

Realizados los primeros con mayoría para los liberales —que fueron divididos a la contienda—, la atención se concentró en las elecciones generales. El Partido Conservador (Antiguo Moderado) llevó como candidato presidencial a un típico representante de la oligarquía nativa, el general Mario García Menocal. El Partido Liberal (unidas sus dos facciones) postuló a un político hábil, el general José Miguel Gómez, de profunda raigambre democrática.

Realizadas las elecciones, la candidatura liberal triunfó por amplio margen, y el 28 de enero de 1909 tomó posesión de la Presidencia de la República el general Gómez.

Ese mismo día cesó la segunda administración norteamericana, que había durado dos años y cuatro meses.

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