Manuel Piñeiro Losada

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Manuel Piñeiro Losada
Manuel-Pineiro-1.jpg
Manuel Piñeiro Losada
Apodo Barbarroja, El Gallego
Nacimiento 14 de marzo de 1933
Bandera de Cuba.png Matanzas, Cuba
Defunción 11 de marzo de 1998
Bandera de Cuba.png La Habana, Cuba
Lealtad Bandera de Cuba.png Cuba
Nacionalidad Bandera de Cuba.png Cubana
Residencia Bandera de Cuba.png Cuba
Profesión Dirigente de los servicios secretos y de seguridad,
Jefe militar
Servicio 19571997
Rango Comandante de la Revolución Cubana
Mandos * Jefe de Personal e Inspección del Segundo Frente Oriental
* Jefe militar de Santiago de Cuba
* Viceministro del MININT y Jefe del denominado Viceministerio Técnico (VTM)
* Jefe de la Dirección General de Inteligencia (DGI)
* Jefe de la Dirección General de Liberación Nacional (DGLN) del MININT
* Departamento América (DA) del CC del PCC
Acciones Invasión de Bahía de Cochinos
Crisis de los misiles
Apoyo a guerrillas latinoamericanas
Condecorado * Clandestinidad, Guerra de Liberación, del Granma, del Moncada y las de Seguridad del Estado y las FAR, etc.
* Múltiples condecoraciones de países socialistas, latinoamericanos y árabes.
Cónyuge Lorna Burdsall, Marta Harnecker
Hijos Manuel y Camila

Manuel Piñeiro Losada (Matanzas, Cuba, 14 de marzo de 1933 - La Habana, 11 de marzo de 1998). Conocido como "Barbarroja" por el color rojizo de su barba, y "El Gallego" por Fidel Castro, debido al origen gallego de su padre, fue un político y militar cubano, Comandante de la Revolución Cubana, de las principales figuras de la Revolución Cubana, y uno de los fundadores de los Servicios de Inteligencia de Cuba, y que controlaba el apoyo secreto de Cuba a los movimientos radicales, revolucionarios e izquierdistas en América Latina y Africa. Fidel Castro lo llamó "Genio y figura hasta la sepultura"[1].

Juventud

Era hijo de dos emigrantes gallegos y según un periodista, nació sobre el mostrador del bar de sus padres durante un huracán que azotaba Matanzas.

Desde joven se incorporó a la lucha social, e ingresa al Partido Ortodoxo, como Fidel Castro. Tras el Golpe de estado del 10 de marzo de 1952 de Fulgencio Batista, se une a la lucha contra la dictadura. Preocupado por esta situación, su padre, que era el representante de Bacardí en Matanzas decidió alejarlo de la política, enviándolo en setiembre de 1953 a la Universidad de Columbia, Estados Unidos. Pero Piñeiro allí continuó su actividad rebelde, protestando contra la discriminación racial y social que aún imperaba en los Estados Unidos.

Allí se casó con una norteamericana, la bailarina Lorna Burdsall, de la que se divorciaría después.

La guerra revolucionaria

En 1955 regresa a Cuba e ingresa al Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro. Se dedica al tralado de armas hacia la guerrilla, para o cual su casa en La Haban sirve de escondite. Por estas actividades fue detenido y fichado por la policía de Batista, aunque no le encontrario pruebas de sus actividades. Pero su situación en el llano se hizo insoportable, y fue enviado a la Sierra Maestra para unirse a las guerrillas de la Columna 1 de Fidel Castro. Allí por sus méritos fue ascendido, primero a teniente, luego a capitán. De esta época luego le contaba con humor anécdotas a su hija Camila, como la vez que le disparó por error a Camilo Cienfuegos, la vez que le escondió un libro al Che, la vez que se quitó las botas para dormir y en eso le sorprendió un bombardeo aéreo.

En 1957 Piñeiro se hizo con las armas que usó el Directorio Revolucionario para llevar a cabo el Asalto al Palacio Presidencial y Radio Reloj el 13 de marzo de 1957, en un fallido intento de ajusticiar a Fulgencio Batista. Piñeiro hizo llegar a Santiago de Cuba un camión con estas armas, las cuales según dice Fidel Castro misteriosamente: "que de alguna forma habían ido a parar a sus manos". [1]

Las armas las recibió Frank País, responsable nacional de acción del Movimiento 26 de Julio, quien remitió buena parte de ellas a los guerrilleros de Fidel Castro en la Sierra Maestra. Estas armas sirvieron para hacer renacer "de las cenizas" al Ejército Rebelde, que las usó en el ataque al cuartel de Uvero en mayo de 1957, la primera acción victoriosa del ER.

En marzo de 1958 Piñeiro fue uno de los oficiales rebeldes escogidos por Raúl Castro para fundar su Segundo Frente Oriental, creado por orientación de Fidel para extender la guerra a otras sierras de la provincia de Oriente. Allí fue nombrado Jefe de Personal e Inspección, que abarcaba a los servicios de inteligencia y policía rebeldes, y participa en varias acciones bélicas.

Según el Coronel del MININT Nelson Domínguez Morera (NOEL), quien le preguntó a Piñeiro por qué estando siempre en la Columna 1 de Fidel, lo envían al Segundo Frente Oriental, Piieiro le contestó:

"Oye médico (así me decía, no sólo por conocer mi vocación frustrada que trasladé a mi primogénita, sino por una misión que me mandó a cumplir mucho antes, en 1969) tu preguntas como carajo, pero te lo voy a contar. Fidel me llama a la Comandancia un buen día y me dice que va a mandar a Raúl abrir otro frente y al Che a preparar la invasión, que yo podía escoger, con quien me iba. No lo pensé dos veces, conocía bien al argentino y lo exigente en extremo que era y pensé que al otro, siendo su hermano, lo iba a llevar más cómodo con los suministros y no nos faltaría jama, ni botas, ni nada, y me embarqué compadre, porque precisamente por ser el brother, lo llevó con la de palo, creo que me hubiera ido mejor con el argentino"[2].

En diciembre de 1958 Piñeiro es ascendido a Comandante. Al triunfo de la Revolución en enero de 1959, es designado jefe militar de Santiago de Cuba.

Juicio a los aviadores

Pronto Piñeiro demostró ser un incondicional de Fidel Castro. El 2 de marzo de 1959 terminó el tristemente célebre Juicio a los aviadores, donde 43 pilotos y técnicos de la Fuerza Aérea de Batista fueron acusados por un tribunal revolucionario de supuestos "crimenes de guerra" por su participación en la guerra contra las guerrillas de Fidel. El tribunal presidico por el también Comandante rebelde Féliz Pena, dictaminó la inocencia de los aviadores, y los absolvió.

El mismo día Fidel Castro, enfurecido, anuló la sentencia y criticó fuertemente a los miembros del tribunal. Féliz Pena se suicidó agobiado por los ataques de Castro, y otro miembro del tribunal el comandante Antonio Michel Yabor, tuvo que exiliarse. Fidel reunió a un nuevo tribunal para repetir el juicio, que terminó condenando a largas penas de prisión a los aviadores. Este nuevo tribunal estaba presidido por Manuel Piñeiro.[3]

Los nuevos servicios secretos cubanos

Piñeiro junto al Che, en la portada del libro que escribió sobre éste.
El Comandante Manuel Piñeiro.

Piñeiro pasa a trabajar a La Habana, donde participa en el proceso de la creación de los nuevos organismos de inteligencia y seguridad del régimen de Castro. Ocupaba estas tareas durante la Invasión de Bahía de Cochinos en abril de 1961, organizando las medidas de seguridad del régimen ante una posible invasión y arrestando a todos los posibles opositores, para que no pudieran formar alguna quinta columna dentro del país.

El 6 de junio de 1961 fue fundado el Ministerio del Interior (MININT), dirigido por el Comandante Ramiro Valdés Menéndez. Piñeiro fue designado Viceministro del MININT y Jefe del denominado Viceministerio Técnico (VTM), órgano que respondía por las labores de inteligencia estratégica y de implementar la política internacionalista y solidaria de la Revolución Cubana. Luego pasa a ser jefe de la Dirección General de Inteligencia (DGI), cargo que ocuparía hasta 1969.

Piñeiro respondía entre otros, por la organización de la política de inteligencia y la expanción del comunismo en América Latina. La tarea era crear desde cero unos servicios de seguridad e inteligencia, que fueran capaces de mantener informados a la dirigencia cubana sobre los planes de la CIA y del gobierno norteamericanos con respecto a Cuba, contrarrestarlos, detectar y neutralizar sus agentes. También debía infiltrarse en las organizaciones del exilio cubano con el mismo fin. Al mismo tiempo se contraatacaría apoyando la formación de guerrillas y movimientos clandestinos revolucionarios por toda América Latina, que serían organizados, financiados, armados, apoyados y encubiertos por Cuba.

En los nuevos órganos de seguridad e inteligencia cubanos, fueron reunidos escogidos jóvenes, fanáticamente fieles a la dirigencia revolucionaria, que son entrenados e instruídos profesionalmente. Eran jóvenes maleables y aprendían rápido, entusiastas acólitos en un naciente servicio de inteligencia dirigido por revolucionarios incondicionales, de edad apenas un poco mayor que ellos mismos. El Ministro Ramiro Valdés tenía 30 años, Piñeiro 28. Fidel tenía 36, Raúl, 31, Che Guevara, 34.

El ex ministro de Relaciones Exteriores mexicano y Jorge Castañeda, que conocía bien a Barbarroja, escribió en sus memorias que al principio eran fáciles de identificar. Los muchachos del jefe del DGI "eran generalmente jóvenes, de clase media baja o bastante pobres, toscos pero brillantes". Castañeda también citó a un colombiano que conocía a algunos de ellos: "Piñeiro enseñó a estos muchachos a vestirse y a usar tenedores y cuchillos en la mesa". Estoa jóvenes había pasado la escuela de la calle y de la revolución, algunos habían sufrido la cárcel de Batista. Adoraban a Fidel y Raúl, miraban a sus jefes como padres adoptivos. Castañeda escribió que los muchachos de Piñeiro "lo adoraban y tenían total devoción hacia él".[4]

La CIA cometió el error de subestimarlos a ellos y a su jefe. Un oficial de la CIA que conoció a Piñeiro en 1958 le dijo al periodista norteaemricano Brian Latell: "Yo pensaba que era realmente una buena persona. No era comunista cuando yo lo conocí".

El primer grupo de 50 jóvenes se graduó en la escuela de inteligencia del DGI en 1962.

Para el cumplimiento de estas funciones, Piñeiro recibe el apoyo del bloque comunista. Un equipo de 5 asesores del temido KGB de la URSS llega a La Habana para enseñar las artes del espionaje y contraespionaje a los jóvenes cubanos y asesorar a su dirigencia en estas tareas. En 1965 Piñeiro recibe en La Habana al general alemán Markus Wolf, director de la Stasi, el órgano de inteligencia de la República Democrática Alemana, que también asesoró la formación de la Dirección General de Inteligencia de Cuba.

Esta tarea fue lograda, y los nuevos órganos de seguridad e inteligencia cubanos resultaron entre los mejores del mundo, siendo la pesadilla y azote de la CIA y los regímenes militares latinoamericanos durante los años 60-80. El futuro director de la CIA Richard Helms recordó que habían hecho "un trabajo realmente asombroso".

En 1963 preparó junto al Che una incursión guerrillera en Argentina que dirigió el periodista de ese país Jorge Masetti y a la cual debía sumarse Guevara. Estuvo detrás de numerosas misiones de la inteligencia cubana por todo el continente: Argentina, Bolivia, Uruguay, Chile, Perú, Brasil, Venezuela, etc; hasta en países africanos como el Congo. Como afirmó el periodista Tad Szulc, Pineiro hasta 1968 era el policía político N°2 de Cuba despues de Ramiro Valdés.

Piñeiro ocupó la jefatura de la inteligencia DGI hasta 1969, cuando las presiones soviéticas, contrarios al apoyo cubano a las guerrillas latinoamericanas, obliga a reformar el aparato de inteligencia y seguridad cubano, para camuflar este apoyo. En 1970, Piñeiro fue designado Viceministro Primero del Ministerio del Interior y Jefe de la Dirección General de Liberación Nacional (DGLN) del MININT.

En 1970-1973 pasa gran parte de tiempo en Chile, organizando el apoyo al gobierno de Salvador Allende.

El Departamento América

Siguiendo la línea de reformas, en 1975 la Dirección General de Liberación Nacional (DGLN) fue sacada del MININT y transformada en el Departamento América (DA), ahora perteneciente al Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

Manuel Piñeiro a su vez dejó el cargo de Viceministro del Interior (MININT) y siguió de jefe del DGLN, ahora DA. Así se separaban la tareas de apoyo a las guerrillas de la tutela militar oficial del MININT, a la de un órgano que aparentemente se dedicaría sólo a la política. En realidad ahora el DA, con oficinas en el edificio del Palacio de la Revolución en la Plaza del mismo nombre, era el órgano designado a la organización y apoyo de las guerrillas y movimientos clandestinos en América Latina.

Como el DA no disponía de tropas, desde entonces Piñeiro debe colaborar con el Departamento de Operaciones Especiales (DOE), Tropas Especiales del MININT (Antesm llamado Grupo de Operaciones Especiales (GOE) creado por Fidel Castro, y posteriormente llamada Dirección General de Operaciones Especiales del MININT (DGOE), al mando del General de División Patricio de la Guardia. El DA tenía los contactos con los dirigentes revolucionarios latinoamericanos, y el DOE con su capacidad operativa y logística, ponía las armas y campos de entrenamiento.

Piñeiro en este cargo también tuvo grandes éxitos, entre los cuales estaban el triunfo de la revolución sandinista en 1979, una criatura cubana.

Tras este éxito le tocó el turno a El Salvador, donde en 1980 "aparece" una también exitosa y fuerte guerrilla, tanto que en 2 ó 3 años más debía ganar la guerra. También en 1979 en la isla de Granada triunfó la revolución de Maurice Bishop. En Guatemala otra guerrilla ganaba un empate con el gobierno y en Honduras los revolucionarios se volvieron más activos. En Estados Unidos los servicios secretos cubanos lograron infiltrarse con éxito en la CIA y en otras organizaciones de Estados Unidos.

Así a principios de los 80 todo auguraba un futuro prometedor para los planes subversivos de Piñeiro. Sin embargo, los tiempos cambiaron.

Ocaso

En 1981 asume la presidencia de Estados Unidos Ronald Reagan, que con su apoyo masivo a los gobiernos derechistas de El Salvador, Guatemala y Honduras evita que caigan ante el empuje de las guerrillas marxistas apoyadas por La Habana. Al mismo tiempo la Nicaragua sandinista es acosada por la CIA y los "contras", y en vez de servir de trampolín a las siguentes revoluciones, tiene ella misma que defenderse. El 25 de octubre de 1983 se produce la Invasión de Granada por Estados Unidos, y el gobierno revolucionario de la isla es eliminado. Por otro lado en 1985 llega al poder en la URSS Mijail Gorbachov, apático al apoyo a las guerrillas y deseoso de acercarse a occidente.

Presionada por la URSS y el recorte del subsidio soviético, y la nueva realidad internacional, con Estados Unidos eufóricos, Cuba se ve obligada a comenzar a suspender su apoyo a los movimientos radicales en el continente, lo cual no deja de reflejarse en los acontecimientos.

La guerrilla salvadoreña, desesperada viendo pasar su oportunidad de ganar, trata de dar un golpe definitivo al gobierno con una ofensiva general en noviembre de 1989. Pero fracasa y se ve obligada a firmar la paz en diciembre de 1991. El 25 de febrero de 1990 los sandinistas, discípulos de Piñeiro, pierden las elecciones en Nicaragua y por ende, Cuba pierde a su único aliado en el continente. Como colofón, el 26 de diciembre de 1991 la Unión Soviética se desintegró. La Guerra Fría terminó, y la Cuba revolucionaria se quedó sola cara a cara frente a Estados Unidos.

En la nueva situación Cuba abandona el apoyo a la subversión externa, pasando del apoyo a la lucha armada, a los métodos políticos. El Departamento América perdió su sentido inicial, y Piñeiro pierde este puesto en 1992, tras 17 años de dirigirlos.

En 1997 Piñeiro fue retirado de todos sus cargos, sacado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Desde entonces se dedicó a actividade literaria, a escribir libros y corregir los libros de otros sobre la Revolución cubana, a reunirse con periodistas e intelectuales. Frecuentaba recepciones diplomáticas y encuentros con extranjeros, y era considerado un amigo por varios embajadores europeos.

Piñeiro era miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde 1965, membresía que mantuvo durante 32 años hasta su retiro en 1997. A pesar de sus enormes méritos, nunca pudo se miembro del Buró Político del Comité Central del PCC, aunque sí sobrevivió las numerosas purgas en la dirigencia cubana, o fenómenos como la extraña muerte sospechosa de dos jefes de la inteligencia cubana.

Muerte polémica

Manuel Piñeiro en su casa tras el retiro, 1997.

El 11 de marzo de 1998, Manuel Piñeiro participó en un homenaje al 40 Aniversario de la constitución del Segundo Frente Oriental en Santiago de Cuba. Al regresar a La Habana se fue a un cocktail en la Embajada de México en la Habana, donde también estaba reunida la dirigencia católica cubana. Tarde en la noche, tras compartir un tiempo, se ofreció a llevar al escritor oficialista Luis Báez a su casa, quien no tenía auto. Piñeiro llevó a éste a su casa en el barrio de Vedado, y se dirigió a la suya en el barrio Miramar.

La versión oficial dice que Piñeiro allí en la avenida 7°, de repente se desmayó, perdió el control de su auto y se estrelló contra un árbol. Que era un diabético crónico mal cuidado, y que sufrió una hipoglicemia. Fue trasladado al hospital de ejecitivos del gobierno sin conocimiento, donde fallecería horas después.

Así murió Manuel Piñeiro, leyenda de los servicios secretos cubanos y de los revolucionarios latinoamericanos, tres días antes de su 65 cumpleaños.

La muerte en un extraño accidente de quien sabía demasiados secretos del gobierno cubano, desató las especulaciones. Los que apoyan la versión oficial plantean que Piñeiro acostumbraba a manejar el auto en solitario, que el mismo Fidel le encomendó dedicarse a escribir, que tenía todo el apoyo del gobierno.

Los partidarios de la conspiración aseguran que Piñeiro sí tenía chofer-guardaespaldas, que el día anterior ese chofer había sido mandado de vacaciones, que un personaje tan importante no debía andar en solitario, y que sus encuentros informales con periodistas y extranjeros ya eran sospechosos a los ojos del régimen. Su esposa Marta afirma que tras salir del anonimato dando su primera entrevista pública a la revista "Intercontinental" en 1997 para un artículo sobre el Che, Piñeiro: "Desde entonces sufrió el asedio de periodistas de todas partes del mundo".

Según esta versión, Piñeiro sufrió en el accidente sólo heridas leves, pero luego sorpresivamente murió de un infarto en el hospital. Su esposa Marta Harnecker afirma que los que conversaron con él ese día en la Embajada de México no podían creerlo, pues: "Se veía tan vital, tan contento, de tan buen humor". Supuestamente, su chofer enviado el día anterior de descanso, se lamentaba: "Ellos sabían. Ellos sabían..".[4] La casa de Piñeiro fue registrada por agentes de seguridad tras su muerte, que confiscaron numerosos documentos sensibles. La muerte de Piñeiro fue muy oportuna, desapareciendo rápido tras su retiro sin poder divulgar nada, llevándose a la tumba los secretos más delicados de los casi 40 años del gobierno de Fidel Castro. El citado coronel Nelson Domínguez comentó:

"el Comandante en Jefe...le encomendó personalmente, el cumplimiento de serias, complejas, compartimentadas y sumamente difíciles tareas, al extremo que algunas sólo fueron del conocimiento de esos dos hombres. Piñeiro se las llevó con él a la tumba.".[2]

Como resumen, Mauricio Vicent, corresponsal del diario español "El País", señaló:

"Héroe para sus hombres en Cuba, odiado a muerte por sus enemigos ideológicos en Miami, Estados Unidos y todo el continente, Piñeiro fue un estratega extremadamente hábil, de un humor e inteligencia fuera de lo común, cualidades que reconocían y temían hasta sus peores adversarios.".[5]

Como señal también extraña, hoy Piñeiro es más recordado por sus amigos de la izquierda latinoamericana, que en la misma Cuba.

Familia

Marta Harnecker, la segunda esposa de Piñeiro.

Manuel Piñeiro se casó por primera vez en Estados Unidos en 1954 con una norteamericana, la bailarina Lorna Burdsall, una bella rubia nacida en Tennessee. Con ella regresó a Cuba y tuvieron al hijo Manuel Piñeiro, nacido en la época guerrillera, luego oficial del MININT, con algunas opiniones críticas según algunos. Debido a un accidente Lorna no pudo tener nás hijos, lo cual frustró mucho a Piñeiro. Sea por este motivo, o por que según rumores, abandonada por su marido sumido en su lucha revolucionaria, su esposa le fue infiel (de lo cual se dice, Piñeiro pidió pruebas a quienes se lo dijeron, y se las presentaron); el caso es que pronto se divorciaron.

Lorna Burdsall se quedó en Cuba. En los años 80 Lorna colaboró en la fundación del Conjunto de Danza Moderna, y luego en la creación de la Escuela de Danza Moderna en la Escuela Nacional de Arte de Cubanacán. Durante los años 90 Lorna encabezaba una troupé de jóvenes bailarines negros que ejecutaban performances por las salas-teatro de La Habana de aquella época de crisis. El hijo Manolo y su esposa Liliana tuvieron a la nieta Gabriela.

En 1972 durante los festejos en Cuba por el 26 de julio, Piñeiro conoce a la marxista chilena Marta Harnecker, quien afirmó que "Fue un amor a primera vista". Tras el golpe de estado de Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973, Marta se exilia en Cuba, donde por fin se casa con Piñeiro y desde entonces vivieron juntos en el barrio de la élite cubana Miramar. De este matrimonio nace la hija Camila Piñeiro.

Tras la muerte de Piñeiro, Marta se casó con el economista marxista Michael Lebowitz, residente en Canadá. Hoy Marta divide su tiempo entre su hija en La Habana, el esposo en Canadá, y el trabajo en Caracas, donde fue asesora del gobierno de Hugo Chávez.

Referencias

Ver también

Enlaces externos