Perucho Figueredo

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Pedro Figueredo (Perucho)
Perucho Figueredo.png
Pedro Figueredo Cisneros
Nacimiento 18 de febrero de 1818
Bandera de Cuba.png Bayamo, Cuba
Defunción 17 de agosto de 1870
Bandera de Cuba.png Santiago de Cuba, Cuba
Lealtad Bandera de Cuba.png Cuba
Nacionalidad Bandera de Cuba.png Cubana
Residencia Bandera de Cuba.png Cuba
Profesión Abogado,
Compositor,
Jefe militar
Servicio 19681970
Rango Mayor General
Unidades Ejército Libertador
Mandos * Jefe del Estado Mayor
* Subsecretario de Guerra
Acciones Guerra de los Diez Años,
Grito de Yara,
Toma de Bayamo,
Autor del Himno nacional
Cónyuge Isabel Vazquez y Moreno
Hijos (11): Eulalia, Pedro Felipe, Blanca Rosa, Gustavo, Elisa, Candelaria, Isabel, María de la Luz, Angel María, Piedad Luisa, María Esther
Perucho Figueredo y las notas de La Bayamesa, Himno nacional de Cuba
Partitura original de La Bayamesa
Carlos Manuel de Céspedes proclamando la idependencia de Cuba
Bandera de La Demajagua
Ruinas de La Demajagua, conservadas hoy en día
Campana de La Demajagua, con cuyo toque Céspedes pronunció el Grito de Yara, comienzo la Guerra de los Diez Años

Pedro Figueredo Cisneros (Perucho). (18 de febrero de 1818 en Bayamo, Oriente, Cuba - 17 de agosto de 1870 en Santiago de Cuba, Cuba). Patriota independentista cubano, autor de La Bayamesa, el himno nacional de Cuba. Fue una de las principales figuras cubanas en la historia de las luchas por la independencia de Cuba.

Biografía

Nació el 18 de febrero de 1818 en Bayamo, Oriente, actual provincia de Granma, Cuba, en una familia ilustre y acaudalada, hijo de Ángel Figueredo Pavón y Eulalia Cisneros. Fue bautizado el 12 de marzo de 1818 en la Iglesia de San Salvador, Bayamo. Comenzó sus estudios en Bayamo, en el Convento de Santo Domingo, donde también estudio piano y violin. En 1835 ingresó en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, donde se graduó de bachiller de filosofía en 1838 teniendo de maestro entre otros al revolucionario cubano José Antonio Saco, pero continuó estudiando derecho. Mientras estudiaba, afinaba pianos para ayudar a pagarse los estudios.

En 1940 se gradúa de bachiller en derecho, y en 1941 viaja a España, a continuar sus estudios de derecho en la Universidad de Barcelona, y luego a la Universidad Central de Madrid, donde se gradúa de abogado el 5 de enero de 1844. Tras su graduación, pasó varios meses recorriendo varios países de Europa, y regresa a Cuba.

El 17 de diciembre de 1844 el Colegio de Abogados de Cuba le otorga el permiso de ejercer como abogado, y regresa a Bayamo, ayudando a su padre a administrar sus porpiedades, quien era regidor, alcalde y mayor provincial. El padre le otorgó poder general para que lo representara en todos los pleitos. En 1845 Perucho se casa con Isabel Vazquez y Moreno, y se va a vivir con ella a la finca del padre Santa María del Rosario. En 1848 fue nombrado alcalde ordinario segundo de Bayamo. Administrando las propiedades de su padre, no pudo ejercer como abogado, pero se destacó por aliviar las condiciones de vida de los esclavos, a varios de los cuales liberó, incluyendo a Severino, que había sido entregado a Pedro e Isabel como regalo de bodas, pero que se quedó con ellos voluntariamente.

En agosto de 1851 fracasa la invasión a Cuba del general Narciso López, quien es ejecutado por los españoles el 1 de septiembre de 1851. Perucho es invitado a un banquete del gobernador español para festejar la victoria. Los españoles se reían sobre la suerte de Narciso López, cuando un joven se levantó y furiosamente condenó los comentarios como de mal gusto. El joven era el futuro padre de la patria, Carlos Manuel de Céspedes, con quien Perucho comienza su amistad.

En 1851 Perucho y Carlos Manuel de Céspedes fundan la sociedad cultural "La Filarmónica" en Bayamo, que agrupaba a intelectuales de la región como Juan Clemente Zenea, José Fornaris, José Joaquín Palma y José María Izaguirre.

En 1852 Perucho es designado delegado de Marina y regidor del ayuntamiento. Pero comienza a ser sospechado de actividades de infidelidad al gobierno español, y en 1853 fue llamado a declarar por el acuchillamiento de un retrato de la reina Isabel II. Aunque no tuvo problemas esta ocasión, se ve obligado a mudarse a La Habana en 1854, para evitar ser deportado. Allí comienza a trabajar de abogado en la calle Galiano. En esta etapa también escribía música, y colaboraba con la revista literaria La Piragua.

En 1857 abió junto a sus amigos José Quintín Suzarte y Domingo Guillermo de Arozarena, el periódico El Correo de la Tarde, pero fue cerrado por las autopridades por ser demasiado crítico con el gobierno español, y abogar por la independencia de Cuba.

En noviembre de 1856 el padre de Perucho muere, y éste con su hermano Miguel hereda sus propiedades. En 1858 Perucho vende su casa en La habana, y se muda con su familia a Bayamo de nuevo.

Trayectoria independentista

Por esos días había sido designado un nuevo alcalde en la ciudad, Gerónimo Suárez Ronte, y Perucho no de acuerdo, escribe una carta al gobernador superior de la Isla, manifestándole la incompetencia de Suárez. La respuesta del gobierno fue arrestar a Perucho y condenarlo a 14 meses de prisión domiciliaria, pena que le fue recortada por buena conducta. Este tiempo Perucho lo aprovechó escibiendo música, tocando piano con sus hijas, escribiendo artículos sobre la cultura cubana y estudiando el arte militar. Mantenía correspondencia secreta con Carlos Manuel de Céspedes, quien ya figuraba como el líder de los ánimos independentistas.

En 1867 el gobierno español introduce un nuevo impuesto, del 10% a toda la producción agrícola. La zona de Bayamo se destacaba por la producción de azúcar, café, tabaco, pero también se producía algodón, cacao, maíz; todo sujeto al nuevo impuesto del 10%. Para los hacendados de Bayamo como Céspedes o Perucho, ésto era el punto final, y decidieron de que ya era hora de levantarse contra España.

Surgimiento del himno

Artículo principal: La Bayamesa

Poco después este mismo año 1867 Francisco Vicente Aguilera funda en Bayamo la logia masónica "Redención", que agrupó a los líderes independendistas, y Perucho se integra a ella. La logia comienza a reunirse en casa de Perucho. El 2 de agosto de 1867 se reúnen los patriotas para convocar a la constitución del Comité Revolucionario de Bayamo, centro aglutinador de los trabajos conspirativos en la región. La organización fue fundada en la noche del 13 de agosto de 1867 en la casa de Francisco Vicente Aguilera, quien fue designado su presidente, Francisco Maceo Osorio como su secretario, y Perucho Figueredo como vocal. La organización sería presentada a los amigos en la reunión que se efectuaría la noche siguiente del 14 de agosto de 1887 en la casa de Perucho.

Los presentes entonces le pidieron a Perucho, que para esta presentación del día siguiente, él como músico, compusiera un himno que a semejanza del himno francés “La Marsellesa”, enardeciera los ánimos, y que sería "nuestra Marsellesa". En la madrugada de aquella misma noche, el 13 de agosto de 1867, quedó compuesta la música del Himno de Bayamo (La Bayamesa). Al día siguiente 30 visitantes de la casa de Perucho, escucharon por primera vez la melodía del himno, que tocaba Perucho con su piano, que sería llamada desde entonces "La Bayamesa".

El 3 de mayo de 1868 Perucho le entregó al músico Manuel Muñoz, director de la orquesta de la Iglesia Mayor, una copia de su composición «La Bayamesa» para que hiciera la instrumentación.

El jueves 11 de junio de 1868 el himno fue interpretado por primera vez en público en la Iglesia Mayor de Bayamo, durante un solemne Te Deum con motivo de las festividades religiosas católicas del Corpus Christi, en presencia del Gobernador Militar de la Plaza, coronel Julián Udaeta y demás autoridades militares, y de un gran número de fieles de la localidad, civiles y eclesiбsticas, ocupando lugar preferente la flor y nata de la sociedad local. Eran muchos los que "esperaban impacientes el instante en que sonaran las notas marciales del himno guerrero que con emoción insospechada conmovió a la concurrencia toda, sin excluir al gobernador militar de la Plaza de Bayamo. Así se oyeron por primera vez en forma pública las notas de este himno. La marcha fue ejecutada dentro de la iglesia, bajo la intensa emoción patriótica de los revolucionarios que salieron detrás de la banda en procesión, escuchando aquellos aires inmortales.

El coronel Udaeta no se llevó a engaño. Comprendió de inmediato que se trataba de un himno guerrero, a pesar de que había sido interpretada como una marcha para una procesión religiosa. Esa misma noche hizo llamar a su presencia al maestro Manuel Muñoz Cedeño, que había instrumentado la marcha y era el director de la banda, y éste, cumpliendo instrucciones de Figueredo, explicó al militar español que él se había concretado a ejecutar la música que le había sido entregada para tal ocasión. Udaeta llamó a Figueredo para repetirle el reproche que ya había hecho a Muñoz.

Udaeta lo felicita por "Aquella música singular, que si bien tenía mucho de lo triste y dulce que se cantaba por Bayamo, también a veces era como una música de guerra que enardece el corazón".

Figueredo quiso alejar sus sospechas y respondió:"Señor Gobernador, no me equivoco al asegurar, como aseguro, que no es usted músico. Por lo tanto, nada lo autoriza a usted para decirme que ese es un canto patriota", le expresó Figueredo. Udaeta le contestó:

"Dice usted bien; no soy músico, pero tenga la seguridad de que no me engañó. Puede usted retirarse con esa certidumbre".

Grito de Yara

Artículo principal: Grito de Yara

Perucho continuó siendo uno de los principales organizadores de la primera guerra por la independencia, la Guerra de los Diez Años.

Com parte de estos planes, a principios de 1868 Perucho viaja a La Habana para acordar los preparativos con la Junta Revolucionario de La Habana. Los habaneros le prometen la suma de 3-6 millones de pesos para financiar el alzamiento, a poner en una cuenta en Estados Unidos. Sin embargo, por esos días llegó a La Habana el general norteamericano Sherman, quien se entrevistó con la Junta Revolucionario de La Habana y les anunció, que el general Ulysses Grant pronto sería presidente de Estados Unidos, y en tal cargo abogaría por poner fin a la dominación española, y pidió a los cubanos tener calma y no hacer nada mientras tanto. Oído ésto, la Junta habanera retiró su promesa financiera, a pesar de las protestas de Perucho.

El 4 de agosto de 1868 Perucho participó en la reunión en San Miguel del Rompe, hacienda de Las Tunas, encuentro conocido como la Convención de Tirzán, en la cual se debatió sobre la organización y fecha de inicio de la contienda libertadora. Allí Carlos Manuel de Céspedes declaró que "El poder de España estaba carcomido y caduco", y si aún parecía fuerte era a consecuencia de que "Por más de tres siglos lo contemplamos de rodillas". Al argumento de la falta de armas respondió: "¡Debemos quitárselas al enemigo!".

Ante las divergencias acordaron reunirse de nuevo, esta vez el 3 de septiembre en la finca Muñoz, también de Las Tunas. Allí se decidió primero esperar el fin de la zafra azucarera de 1868 – 1869, para luego iniciar la lucha, pero al final se decide iniciar el levantamiento el 14 de octubre de 1868.

Sin embargo, las autoridades españolas conocieron los preparativos, y el 7 de octubre, el capitán general de la Isla Lersundy envió un telégrafo a Bayamo, ordenando la detención de Perucho Figueredo, Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Javier de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, Bartolomé Masó, Francisco Maceo Osorio, y otros conocidos desafectos a la Corona española en la zona.

Afortunadamente, el texto cifrado pasó primeramente por las manos de Ismael de Céspedes, hijo de Francisco Javier y sobrino de Carlos Manuel, el cual detuvo el documento por algunas horas y puso sobreaviso a los implicados. Aquella misma noche Céspedes envió emisarios por todas direcciones convocando a una concentración urgente en La Demajagua, para proclamar allí la independencia.

A la mañana siguiente del 10 de octubre, Carlos Manuel de Céspedes ordenó el toque de la campana y reunió a todos, incluyendo a los esclavos. Presentó la bandera confeccionada, que desde entonces es conocida como bandera de la demajagua, y se la entregó al abanderado Emilio Tamayo, apuntalando su estirpe patriótica con la sentencia: "Primero mueran antes que verla deshonrada".

Seguidamente Céspedes dio lectura al Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, dirigido a sus compatriotas y a todas las naciones, señalando las causas de la lucha que iniciaba y proclamando los dos principios básicos que serían sus banderas de combate: la independencia de Cuba, y la igualdad de todos los hombres. Inmediatamente dio la libertad a sus esclavos, dándoles la condición digna de "ciudadanos", y los invitó a unirse a la lucha.

Se produjo así en La Demajagua, lo que pasaría a la historia como el Grito de Yara, que inició la Guerra de los Diez Años (1868-1878).

Toma de Bayamo y versos del himno

Candelaria Figueredo, hija de Perucho, llevando la Bandera de la Demajagua durante la toma de bayamo, 20 de octubre de 1868
Artículo principal: Guerra de los Diez Años

Al recibir la inesperada noticia del alzamiento de Céspedes, Perucho organizó, junto con Maceo Osorio y Donato Mármol, a los conspiradores de Bayamo. El 12 de octubre, después de sucedido el revés de Yara por las fuerzas cubanas, los cubanos deciden tomar la ciudad de Bayamo. Perucho recibe un mensaje de Céspedes en el cual le informaba que se dirigía con el general dominicano Luis Marcano rumbo a la zona de Barranca. Perucho convirtió su ingenio azucarero "Las Mangas" en un campamento militar, y organiza alli su destacamento de 32 hombres armados con rifles, más otros con machetes y lanzas de yayas. Perucho dirige una proclama al pueblo bayamés, llamándolo a incorporarse a la lucha, donde exclama: “Yo me uniré a Céspedes y con él marcharé a la gloria o al cadalso”

El 13 de octubre el gobernador español Udaeta manda tres parlamentarios a Bayamo a pedirles que entreguen las armas y serían perdonados. Perucho rechaza el ofrecimiento, y al día siguiente anuncia que los mismos parlamentarios se unieron a su tropa. Para el día 16 de octubre, la "División" de Perucho ya tenía 200 hombres armados.

Perucho se dirigió a Bayamo junto a las demás fuerzas independentistas. El 15 de octubre se reúnen Perucho, Céspedes y el general Marcano en Barranca, para organizar la toma de Bayamo. Céspedes fue reconocido como capitán general del Ejercito Libertador de Cuba, Perucho Figueredo fue designado jefe de estado mayor del Ejercito Libertador.

La hija de Perucho, Candelaria Figueredo, de 17 años de edad, fue designada como abanderada de la tropa. El 18 de octubre comienzan los combates por Bayamo, y el 20 de octubre se derrotó la guarnición española de la ciudad, y Udaeta es confinado a la cárcel de la ciudad, ahora en manos rebeldes.

Tras esta victoria del 20 de octubre de 1868, al festejarse la toma patriótica de la ciudad de Bayamo, entre el júbilo por la victoria y el tarareo incesante de la música de su melodía por parte de la multitud, Perucho entonces sacó lápiz y papel de su bolsillo y, sobre la misma montura de su caballo "Pajarito", escribió los primeros dos versos del himno, llevó a versos la melodía ya conocida y lo repartió entre los congregados. Así el pueblo cantó por vez primera esa pieza. Surgía así, en labios del pueblo y dentro de los combates por la liberación, el Himno Nacional de Cuba.

Udaeta oyó la melodía desde la cárcel, y exclamó: "No me había engañado. Es una música de guerra".

Debido a este hecho, la fecha 20 de octubre se celebra como en Cuba como el "Día de la Cultura Nacional".

Durante la guerra

El 6 de noviembre Perucho publicó en el periódico El Cubano Libre un artículo en el cual se calificaba de conspirador privado y público contra el colonialismo español.

Pronto el General Valmaseda reunió 2.000 soldados, y se dirigió a reconquistar Bayamo. Los rebeldes, menos y peor armados, decidieron abandonar la ciudad, que fue indendiada por sus habitantes para que no cayera en manos españolas, el 11 de enero de 1869.

Perucho dio el ejemplo personal. Metió todos sus papeles en sus dos pianos, los rodeó de sus muebles, les echó arriba la ropa de su familia, y le prendió fuego a todo. El dinero y otros papeles de propiedades que no pudo llevar consigo, los escondió en un lugar secreto junto a su mujer y un esclavo de confianza.

Los bayameses se dispersaron por las lomas de la Sierra Maestra, la familia de Perucho se refugió durante 18 meses en las propiedades de Luis Figueredo, un primo de Perucho, por los bosques de Jobabo, Las Tunas.

El 10 de abril de 1869 la Asamblea de Guáimaro constituyó la República de Cuba en Armas, y el 11 de abril aprobó a su gobierno, donde Perucho Figueredo era designado Subsecretario de la Guerra del Primer Gobierno de la República en Armas, con grado de Mayor General del Ejercito Libertador. También se desempeñó como jefe de despacho del presidente Carlos Manuel de Céspedes.

El 18 de diciembre de 1869 Perucho renunció a la subsecretaría de la Guerra por estar en desacuerdo con la destitución del general en jefe, mayor general Manuel de Quesada. Aunque Céspedes no la aceptó, realmente se desentendió de sus obligaciones. Formalmente Perucho siguió siendo Subsecretario de Guerra hasta su captura el 12 de agosto de 1870.

Muerte

Monumento a Perucho Figueredo en el parque Céspedes, de Bayamo

El 18 de junio de 1870 los españoles atacaron la propiedad donde estaba escondida la familia de perucho, que se fugó al bosque. Le mandaron un aviso a Luis y perucho. Luis los recogió y escondió en la finca de Santa Rosa de Cabaiguan, pero perucho recibió el aviso tarde y no sabía dónde estaba su familia. Lograr reunirse de nuevo sólo el 3 de agosto, y su mujer Isabel se horroriza al verlo. Perucho estaba enfermo de fiebre tifoidea y sus pies destrozados con úlceras. Estaba sucio, no afeitado y sus ropas desgarradas. Sin medicinas, Isabel y sus hijas lucharon por su vida.

El 10 de agosto Perucho empeoró, y su mujer Isabel, desesperada, le pidió ayuda al viejo soldado Luis Tamayo, quien anteriormente había servido bajo el mando de Perucho. Pero Tamayo fue capturado por una patrulla española, y llevado al general español Canizal. En el interrogatorio Tamayo traiciona, y le cuenta a los españoles dónde está Perucho, y se ofrece de guía.

El 12 de agosto de 1870 los españoles, guiados por Tamayo, rodean y entran a Santa Rosa de Cabaiguan, que no tenía defensas, y hacen prisionero a su mujer Isabel, y sus hijos Eulalia, Blanca, Elisa, Isabel, Piedad, Pedrito, y María Esther.

Perucho ordena al resto que escape y lo dejen solo, pero su hijo Gustavo, junto a Carlos Manuel y Ricardo de Céspedes (hijos de Carlos Manuel de Céspedes) lo cargan y esconden en el bosque, al cuidado de su hija Candelaria y el sirviente Severino. En un momento en que Candelaria y Severino se habían apartado, los españoles se aparecieron e intentaron capturar a Perucho. Éste se defendió con su revólver, y agotada las municiones intentó suicidarse con su espada. Pero estaba muy débil, no lo logró, y los españoles lo redujeron. Amarrado, fue enviado en un caballo a Jobabo, donde estaba su familia capturada.

De ahí Perucho fue enviado a la cañonera Alerta en Manzanillo, y luego traspasado a la cañonera Astuto, que lo traslada a Santiago de Cuba. Aquí Perucho fue acusado por un tribunal militar de "traición", pidiéndole la condena de muerte. Perucho se enfrentó valientemente al tribunal, dispuesto a morir por la patria. Al día siguiente lo despertaron y exigieron que caminara al lugar de la ejecución, un matadero de animales. Perucho protestó, porque muy enfermo, débil y con llagas no podía caminar, y pidió algún sostén. Los españoles se burlaron diciendo que con gusto ofrecerían al líder independentista un asno. Perucho aceptó diciendo que: “No es el primer redentor que cabalga sobre un asno”

Así el 17 de agosto de 1870, Perucho Figueredo fue fusilado, junto a otros dos patriotas, Rodrigo Tamayo y su hijo Ignacio, en Santiago de Cuba. Enfrentó la muerte como un digno revolucionario, y sus últimas palabras fueron: “Morir por la Patria es Vivir”. Fue enterrado en una fosa común, en lugar desconocido.

En el Cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba está el monumento a los mártires independentistas del Virginius, que se considera simbólicamente también la tumba de Perucho Figueredo. En la misma Santiago de Cuba se encuentra el monumento a Perucho, un obelisco con el busto de Perucho a cada lado, su imagen montado a caballo escriboendo el himno La Bayamesa, y las letras de La Bayamesa grabadas.

En 1956 fue inaugurado otro monumento a Perucho, en su ciudad natal de Bayamo, con las letras y notas de La Bayamesa, y sus famosas palabras: “Yo me uniré a Céspedes y con él marcharé a la gloria o al cadalso” y “No es el primer redentor que cabalga sobre un asno”.

La casa natal de Perucho en Bayamo, hoy es museo.

Familia

Del matrimonio con Isabel Vazquez y Moreno, Perucho Fugueredo tuvo 11 hijos: Eulalia (Yayita, 1840-1876), Pedro Felipe (1848-1872), Blanca Rosa (Blanquita, 1850), Gustavo (1856-1871?), Elisa (1852), Candelaria (1852-1914), Isabel (1853-1894), María de la Luz (1857-1910), Angel María (Angelo, 1858-1892), Piedad Luisa (1859-1891), María Esther (1867-1900?); todos de apellido Figueredo Vazquez.

Dos de las hijas se casaron con la familia de Céspedes. Eulalia se casó con Carlos Manuel (Carlitos) de Céspedes y Céspedes (1840-1915), el hijo mayor de Carlos Manuel de Céspedes, y tuvieron 5 hijos. Blanca Rosa se casó con Ricardo Rogelio de Cespedes y Cespedes (1848), sobrino de Carlos Manuel de Céspedes (siendo su padre el hermano de Carlos, Francisco Javier de Céspedes (1821-1903)), y tuvieron un hijo, Ricardo, que combatió en la Guerra de los Diez Años y en la Guerra del 95.

Isabel y los siete hijos capturados, fueron deportados de Cuba a Nueva York. El 11 de diciembre de 1871 se mudaron a Cayo Hueso, donde se reunieron con Candelaria, Luz y Angel María.

Sus hijos Gustavo y Pedro también se unieron al Ejército Libertador, y murieron en combate en la Guerra de los Diez Años.

Candelaria murió el 19 de enero de 1924, y su ataúd fue envuelto en la bandera que anarboló 45 años antes en Bayamo, siendo enterrada con honores militares en el Cementerio de Colón de La Habana. Se casó en 1877 con Federico del Portillo y tuvo 6 hijos.

La esposa de Perucho Isabel, murió el 2 de mayo de 1873 y fue enterrada en Cayo Hueso. Allí existe hasta hoy en día la tumba familiar de los Figueredo.

Hoy los descendientes de Perucho Figueredo viven en Estados Unidos (casi todos), y algunos en Colombia.

Ver también

Enlaces externos