Julio Sanguily Echarte

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Julio Sanguily Echarte
Julio Sanguily Echarte.jpg
Julio Sanguily Echarte
Nacimiento 1879
Bandera de Cuba.png Cuba
Defunción 1935
Lealtad Bandera de Cuba.png Cuba
Nacionalidad Bandera de Cuba.png Cubana
Residencia Bandera de Cuba.png Cuba
Profesión Jefe militar
Rango mayor general
Mandos • jefe de la Policía
• jefe del Cuerpo de Aviación del Ejército
• jefe del Estado Mayor del Ejército (1933)
Acciones Revolución de 1933
Combate del Hotel Nacional
Cónyuge Carlota Sanguily Echarte
Hijos Julio y Manuel Sanguily y Arizti

Julio Sanguily Echarte (1879-1935) fue un general cubano, jefe del Ejército Nacional de Cuba en 1933, y jefe del Cuerpo de Aviación del Ejército. Su acción fue decisiva para la caída de la dictadura de Gerardo Machado durante la Revolución de 1933. Fue depuesto por el Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933 y pasó a retiro tras el combate del Hotel Nacional (2 de octubre de 1933).

Biografía

Julio Sanguily nació en 1879, siendo su padre el famoso mayor general del Ejército Libertador Julio Sanguily Garritte (1845-1906). Veterano de la Guerra de los Diez Años y la Guerra Necesaria (1895-1898). Sanguily Garritte fue el protagonista del famoso «Rescate de Sanguily», cuando el 8 de octubre de 1870 cayó prisionero de los españoles, y el mayor general Ignacio Agramonte lo rescató en una audaz carga de caballería. El nombre «Rescate de Sanguily» es genérico en los medios militares cubanos, y fue adoptado para la mayor unidad de tanques del país hoy en día.

Su padre Julio Sanguily Garritte se casó en 1878 con Matilde Echarte Alfonso (1843-1880), de cuyo matrimonio nació en el mismo año Julio Sanguily Echarte.

Sanguily Echarte combatió en la Guerra del 95, llegando al grado de coronel del Ejército Libertador.

Bajo la presidencia del general Mario García Menocal (1913-1921), Sanguily fue su ayudante de campo.

El 29 de junio de 1917, Sanguily fue designado jefe de la Policía, tras la renuncia de su jefe, el general Armando Sánchez Agramonte.

El 14 de agosto de 1918 la señora Alicia Macías y Brown donó al general Mario García Menocal, la auténtica bandera cubana que Narciso López había enarbolado en Cárdenas, el 19 de mayo de 1850, y que había conservado su padre, el coronel Juan Manuel Macías. El 4 de febrero de 1921, Menocal, a su vez, donó la reliquia al brigadier Manuel Sanguily. Al fallecer este, le sucedió en el dominio y posesión de la bandera, su hijo Manuel Sanguily y Arizti.

En 1923 Sanguily entró a formar parte del Movimiento Nacional de Veteranos y Patriotas, creado el 12 de agosto, movimiento encaminado a presionar al gobierno de Alfredo Zayas para que ejecutara un programa de rectificaciones encaminadas a ordenar la vida legal del país.

Junto a ellos el 31 de agosto de 1923, Sanguily firma la protesta de Veteranos y Patriotas.

La Revolución de 1933

El capitán Mario Torres Menier.

Para 1933 Julio Sanguily ocupaba el cargo de jefe del Cuerpo de Aviación del Ejército.

En aquella época, la política autoritaria del general y presidente Gerardo Machado (1871-1939) y la Crisis de 1929 sumieron a Cuba en una de las peores crisis económica y social de su historia. Se produjeron numerosas manifestaciones de estudiantes y trabajadores, y el descontento de todos los sectores, incluyendo al Ejército. Sanguily era de los militares que comenzaron a conspirar contra Machado.

El 5 de agosto de 1933 comienzan huelgas por todo el país, apoyadas entre otros por el comunista Rubén Martínez Villena.

El embajador de Estados Unidos, Sumner Welles, continuó su política injerencista. Presionó durante todo este período a Gerardo Machado para que renunciara, amenazando en caso contrario con la intervención militar estadounidense. Machado se negó.

Pero Welles también conspira, y en cada entrevista con las personalidades cubanas, las insta a rebelarse contra Machado. Entre estos entrevistados también se encontraban Julio Sanguily y otros jefes militares. Welles les declaraba que sólo ellos podrían salvar a Cuba de la intervención militar estadounidense.

El 12 de agosto de 1933 el país queda plenamente paralizado por la huelga general.

El Ejército no espera más y se subleva, exigiendo a Machado su renuncia. Inicia la sublevación el médico oculista Horacio Ferrer, coronel retirado, antiguo jefe de Sanidad del Ejército y Coronel del Ejército. El Batallón Número Uno de Artillería toma militarmente al Estado Mayor del Ejército, sumándosele más tarde diversos Distritos Militares y la fortaleza de La Cabaña.

Sanguily entonces lanza por la radio del Cuerpo de Aviación la noticia de la sublevación militar. Desde este momento, Sanguily es considerado líder del movimiento que derroca a Machado.

Al oír la noticia, el pueblo sale a la calle en revuelta general. Comienza la venganza total contra los machadistas por todo el país: asesinatos, linchamientos, saqueo de sus viviendas, incendios de las organizaciones y períódicos que apoyaron a Machado.

Machado buscó apoyo en las Fuerzas Armadas de Cuba, pero estas se lo negaron, a excepción de pocas unidades. El capitán Mario Torres Menier, sustituto de Sanguily como jefe de la Fuerza Aérea, le exige a Machado que abandone el poder, bajo la amenaza de usar la aviación militar en su contra.

Machado se vio entonces obligado a dimitir. Designó al jefe del Ejército Alberto Herrera Franchi como su sucesor, abandonando Cuba para siempre el 12 de agosto de 1933, triunfando así la Revolución de 1933.

Sin embargo, el levantamiento había sorprendido a Sumner Welles, quien esperaba que el próximo presidente fuese el general machadista Alberto Herrera. Pero a pesar de las amenazas de intervención americana, Sanguily y Ferrer se enfrentaron a las decisiones de Welles, aduciendo que los sublevados querían de presidente a un hombre de manos limpias y de ser posible apolítico. Tampoco apoyaron a Herrera como presidente provisional, ni que se permitiera la fuga de Machado de Cuba, como al final sucedió después, al ser violadas las órdenes de Sanguily al respecto en el aeropuerto militar.

Así quedó como presidente provisional un personaje no involucrado en estos sucesos, Carlos Manuel de Céspedes y Quesada (hijo del Padre de la Patria). Céspedes destituyó a varios oficiales comprometidos con Machado, empezando por el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Alberto Herrera Franchi. En su lugar, el presidente designó al coronel Julio Sanguily, ascendiéndolo al mismo tiempo de coronel a mayor general.

Para el antiguo cargo de Sanguily ―de jefe del Cuerpo de Aviación del Ejército― fue nombrado el sustituto de Sanguily en el Cuerpo de Aviación, Mario Torres Menier.

Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933

Fulgencio Batista en el Campamento Militar de Columbia días después del Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933.

Sin embargo, Sanguily estuvo en su puesto muy poco tiempo. A los dos días de su nombramiento, sufre la hemorragia de una úlcera perforada en el estómago. Inmediatamente fue hospitalizado, y fue intervenido quirúrgicamente de urgencia por el doctor Núñez Portuondo.

Por azares del destino, al mismo tiempo se produce el Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933, la Revolución de los Sargentos, dirigida por el sargento taquígrafo Fulgencio Batista.

Sube al poder la Pentarquía, dirigida por Ramón Grau San Martín, cuyo primer documento, la Proclama de la Revolución al pueblo de Cuba, destituye al presidente Céspedes, y nombra a Fulgencio Batista como «sargento jefe de las Fuerzas Armadas de la República». Una de las primeras consecuencias fue la expulsión de todos los oficiales del Ejército.

El 8 de septiembre de 1933 el miembro de la Pentarquía y su nuevo Secretario de Guerra y Marina, el periodista Sergio Carbó y Morera, asciende a Batista a general, y lo designa Jefe del Estado Mayor del Ejército, haciendo así oficial la destitución de Julio Sanguily.

Combate del Hotel Nacional

Sanguily aún convaleciente tras la operación quirúrgica, se ve obligado a alojarse en el nuevo Hotel Nacional para recuperarse.

La causa era que la administración del hospital donde el Mayor General Julio Sanguily Echarte había sufrido una operación de emergencia, le informara al mismo que tenía que usar otro local para su convalescencia. Esto se debía a que el incontable y caótico flujo de visitantes a ese paciente, hacían imposible las funciones normales del hospital. Dos días antes de ser ingresado, Sanguily había sido nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército de Cuba y ascendido de Coronel a Mayor General, por el Presidente Céspedes.

Sanguily escogió al Hotel Nacional, porque allí se encontraba trabajando su hijo, el Dr. Julio Sanguily. También se encontraba alojado en este hotel el embajador de Estados Unidos, Sumner Welles, opuesto al golpe de estado de Batista. Esto les servía de protección adicional contra posibles represiones del nuevo gobierno.

Los oficiales depuestos no reconocieron al nuevo gobierno tras el Golpe de Estado en Cuba del 4 de septiembre de 1933, y sólo aceptaban de jefe a Sanguily.

Ellos continuaron el flujo de visitas a Sanguily, sólo que ahora no al hospital, sino al Hotel. Muchos prefirieron alojarse en el hotel, como sede de Sanguily y Weelles. Los oficiales del ejército, destituídos pero no despojados de sus grados, pronto convirtieron al hotel en el foco de la resistencia a la Pentarquía y Batista. Los oficiales hicieron del hotel una fortaleza con ametralladoras, con defensas en cada piso, y se preparatron para combatir, rodeados por los militares de Batista y milicias de partidos políticos.

Sanguily no participó activamente en estas acciones, opinando que poco podía hacer, y convaleciente. Tras varios días de conversaciones, ante la amenaza de la intervención estadounidense, Batista y Grau deciden asaltar el Hotel Nacional y poner fin a la sedición.

El 2 de octubre de 1933 comienza el Combate del Hotel Nacional, que se prolongó 10 horas. Los asaltantes llamaron a los rodeados a rendirse, y por fin los sitiados cedieron, dispuestos a rendirse. Un grupo de oficiales instaron a Sanguily para que pusiera bandera blanca, ya que se había acordado la rendición. Pero él se mostró renuente a hacerlo, hasta que uno de sus ayudantes, el capitán Miguel Cutilla lo ordenó; y los tenientes Virgilio Beltrán y Ubeda fueron los ejecutores de la orden.

Inmediatamente una avalancha de soldados en desorden y milicianos civiles irrumpieron amenazadoramente en el lugar. La serenidad de Sanguily, de pie en el lobby junto con Ferrer, parece que los impactó. El teniente Belisario Hernández, antiguo subalterno de Sanguily, los sacó del lugar imponiéndose a quienes, en la calle, pedían sus cabezas, junto con los dos hijos del general Julio Sanguily. Conducidos por el sargento Díaz Castañeda y custodiados por los soldados que el teniente Hernández indicó, fueron conducidos a La Cabaña, en calidad de detenidos, por haber sido los líderes del frustrado levantamiento.

Esta precaución de Hernández no fue en vano, porque otros 10 oficiales sí fueron ejecutados tras rendirse, entre ellos el coronel Blas Hernández.

Tras estos sucesos, Sanguily no participó más en la vida pública.

Julio Sanguily estaba casado con Carlota Sanguily Echarte. Murió en 1935.

Ver también

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